191. MONTE CORONA, de Yedra 2
He corrido más de doce kilómetros, pero no puedo terminar sin asomarme al mirador de la Ermita de San Esteban y ver la puesta de sol en el mar desde allí.
Se esconde despacio y el agua cambia sus azules por rojos y naranjas, dejándose acariciar por los rayos sin pudor alguno, la imagen va adentrándose en mi espíritu, sosegándolo, aliviando los pesares que me acompañan desde hace meses. Tan metido estoy en las brumas de mi alma, que no me di cuenta que la noche, ha cubierto el Monte Corona por entero.
No pasa nada, me digo, no hay más que seguir el sendero.
Algo he debido de hacer mal, y no soy capaz de encontrar la salida. No tengo miedo, presiento que las sequollas, los robles, las hayas… me protegen. Pero si tengo frío.
Una pequeña luz me sobresalta., es una llama, como de candil, se mueve indicándome que la siga. No veo a nadie, tan solo la llama y un aroma a flores. La sigo y en poco tiempo, justo cuando comienzan las luces del alba, reconozco el camino de salida.
Desde la entrada, tiritando aún, sonrío a la llama que se extingue:” Gracias Anjana.”
El Monte Corona… la Ermita de San Esteban, yedra 2 ,me hablas de esos lugares, y no puedo más que sentir morriña que diría un gallego.