13. 1930, AMOK EN AGÜERO (CANTABRIA) (Jesús Alfonso Redondo Lavín)
─Al salir de misa daba tabaco. Nadie osaba negárselo, contaba Nel Setién mientras limpiaba el vaso en un cubo de agua para rellenarlo de leche ordeñando, allí mismo, la ubre de la frisona.
─Yo, de joven, arreglaba su ganado. Aquel día me recibió a tiros, continuaba el vaquero que alargaba el vaso a otro excursionista de los que bajaron de la lancha al prado en que termina lo navegable de la ría de Cubas.
─Al señorito Abelardo lo abandonó su familia, los Velarde de Agüero. Ninguno soportaba su carácter irascible y en aquella casa sólo lo atendía desde niño Constantina Cacicedo.
Nel limpiaba de nuevo el vaso y lo rellenaba a tres pesetas.
-Maribel, hija, súbeme de la ría otro cubo con agua limpia. Continuaba Nel; ni siquiera quiso atender al cura, él tan religioso, con su casa llena de santos y crucifijos. El guardagujas de Villaverde con artimañas lo sacó de casa y la policía pudo arrestarlo. El suelo estaba encharcado de sangre. Encontraron una pizarra afiladora ensangrentada, dos cuchillos rotos y un machete bajo el colchón. El “pirao”, sin mostrar turbación alguna declaró: “He matado a Tina, se rio de mí y de mí no se ríe nadie”.
Hay individuos de armas tomar, que no son para nadie, no hay quien los soporte y a nadie aguantan, ni siquiera a las personas más cercanas, a las únicas que a pesar de todo les atienden y miran por ellos.
Al ser humano le gusta clasificarlo todo, ponerle etiquetas, parece que eso confiere una sensación de control, aun cuando se trate de circunstancias y conductas a las que no se puede poner límite. El término Amok se refiere a un síndrome psicológico que conlleva una violencia desbocada.
No sé lo que habrá de suceso verdadero en este relato, pero tiene las trazas de haber sido cierto, un pasaje mas de unas vivencias conservadas en tu memoria, que sabes compartir y dejar constancia; así, por mucho que cambie el mundo, nunca se perderán.
Un abrazo y suerte Jesús
Como siempre, gracias. El hecho es cierto, está en la hemeroteca y los detalles me los contó la chica, ahora octogenaria que baja al río Miera a renovar el agua para limpiar el vaso de leche.
Cuantos episodios de sangre en el mundo rural ha teñido este país. Lo cuentas que parece que estemos tomando otro vaso. Suerte Alfonso.
Gracias por comentar, Manuel el hecho se relata con todo detalle en la hemeroteca de Cantabria.
El suceso que narras parece cometido por un ser irascible, solitario y terriblemente agresivo, incapaz de convivir con nadie. Por desgracia estos personajes no solo viven en parajes campesinos, sino que muchos conviven diariamente en nuestras ciudades, y esconden ante los demás la bestia que llevan dentro. Un abrazo, Jesús.
Muchas gracias Gloria.
Macabro, gráfico y muy bien ambientado. En tu estilo. Sabes conectar con esa tierra que tantas historias te proporciona. Que no decaiga.
Gracias Miguel. Me topé con esta noticia leyendo las hemeroteca de mi pueblo. Estos hechos se silenciar.