48. 1968
El vestido era exactamente igual al que llevaba Massiel en la gala de Eurovisión: blanco, de tirantes, con un estampado de florecillas rosas. A la dependienta le había dicho que era para un regalo, pero ahí estaba, probándoselo frente al espejo del baño con la firme intención de quedárselo para siempre. Tarareaba en voz baja la pegadiza melodía cuando la puerta del baño se abrió con brusquedad. “Pero, Antonio, ¿qué estás haciendo? Haz el favor de quitarte eso antes de que el niño te vea así. Por Dios, Antonio, ¿por qué me haces esto? Si ya me lo dijo tu madre, que en paz descanse, si ya me avisó ella de que no me casara contigo… ¿Qué he hecho yo para merecer esto?”.
Aficiones secretas, que colman la paciencia de su mujer, a la que incluso su futura suegra le alentaba a la no boda. Simpático relato. Un abrazo, Mayte y suerte.
Mayte, se me pasaba darte la bienvenida a esta página de grandes locos del microrrelato. disfrutarás participando y leyendo. Otro abrazo.
Muchas gracias por leerlo y dejarme tu comentario y tu bienvenida. ¡Un abrazo!