20. REFLEXIONES DE UN ROBOT DOMÉSTICO
Con la humedad, cada tornillo de mi cuerpo se resiente y me cuesta moverme. No es cierto que los robots no tengamos problemas de salud. Ya no soy aquel veinteañero que ejecutaba con precisión cada orden de su dueña. El aceite ya no logra hidratarme y sus órdenes languidecen. Tampoco ella es la misma. Ya no precisa que cocine complicadas recetas, ni que abrillante cada rincón de la casa para agradar a las dilatadas visitas. Ya no me pide que prepare sofisticados cócteles ni que entone delicadas melodías para amenizar tórridas noches de amor con vigorosos y jóvenes amantes. Vivimos un otoño eterno, de pérdidas constantes. Temo que un día de estos, por las desajustadas ventanas, se cuele un viento que arroje al suelo su frágil corazón. Solo espero que se lleve junto a él mi placa principal, la que está bajo la deslucida carcasa que me cubre.
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Todo tiene un ciclo y, por consiguiente, un final. Las personas, como seres vivos, no escapan a ese proceso, con degradación final y progresiva incluida, pero tampoco las máquinas, hechas a semejanza de sus creadores, que también experimentan desgaste de materiales.
Tu robot protagonista, capaz de analizar situaciones y hechos, no solo es consciente de ese proceso, sino que también está contagiado de un cierto cansancio vital, algo puramente humano. Aparte de todo, qué bien vendría una ayuda como la suya en nuestras casas.
Un abrazo y suerte, Yolanda
La posibilidad de que las máquinas puedan llegar a tener sentimientos es un tema recurrente en la ciencia ficción. En el caso de tu micro, lo conviertes en pura poesía. Me ha gustado mucho.
Enhorabuena Yolanda, y suerte.
Gracias, Ángel y Rosalia, por leer y comentar.
Fuerte abrazo.
Vida y penas de un robot doméstico… Tenía que ser tuyo, Yolanda. Escrito con maestría, como siempre.
Un `placer leerte. Abrazo grande.
Muchas gracias, Manoli. Un comentario tan generoso…Tenía que ser tuyo.
Un abrazo.
Una historia tan bien llevada como tierna. Dos vidas unidas contadas con una prosa poética deliciosa. Me ha gustado mucho, Yolanda.
Un besote. 😘
Muchas gracias, Pablo!