200. SILENCIO, de Arce
El viento levanta las hojas. El rocío resbala por miss hojas y mi tronco, y tras caer al suelo, comienzan a crujir las hojas del otoño. Los pasos se acercan, y después de un silencio; el llanto de un hombre corrompe el bosque y resquebraja el crepúsculo. Me acerco a él, y poso mis hojas en su espalda. Sin siquiera mirar a su alrededor, se duerme el hombre hecho y derecho cual niño en el regazo de un desconocido árbol.