258. BOSQUE, de Amanita Muscaria
Terminábamos de llegar a una casita de madera que me resultaba familiar, en mitad del bosque, todo alrededor era espectacular, se respiraba aire puro, podía escuchar el canto continuo de los pájaros, el olor del lugar, todo estaba en perfecta plenitud en el lugar.
Te extrañaba tanto, era como si pudiese añorar algo que nunca tuve del todo, sentía que te podía querer sin tenerte, pero algo me recordó que estaba allí con gente de la Universidad; del mismo año que nos conocimos.
Sentía que todo se repetía excepto, el que tu no estabas, tu ya no podrías volver a aquel lugar que un día nos unió e hizo que jamás pudiese borrar tu rostro de mi mente.
Sé que aquí es el único lugar del mundo que me hará pensar, llorar y poder devolverme esa paz que ya no tengo desde que te he perdido, solo este bosque, sus animales, flores, arboles, podrán traerme por segundos los momentos que compartimos, el verano pasado, cuando nos conocimos y que el destino y ese fatídico accidente que te costó la vida, nos arrebató.
Solo en la tranquilidad del bosque podré volver a sonreír sin ti y recordarte por siempre feliz.