27. Pandemia (Josep Maria Arnau)
Él se había ido a dormir intranquilo, pero al despertar la vio a su lado y esbozó una sonrisa. Acarició su cabeza metálica y notó de nuevo un cosquilleo debajo de la pantalla digital torácica. Ella, que también era un modelo T-21, sentía lo mismo y le devolvió la caricia. Se levantaron y activaron la actualización automática de las agendas. Fue entonces cuando sus temores se confirmaron: tenían que llegar antes al trabajo para hacerse unas pruebas. Encendieron el televisor. Todos los informativos repetían la noticia: el Ministerio del Interior había sufrido un ciberataque. Un peligroso virus informático investigado por el Departamento de Robótica había caído en manos de los jáqueres. Los casos no paraban de aumentar y el riesgo de humanización masiva era elevado. No lo dudaron, desconectaron sus procesadores del centro de control y salieron a toda prisa.
Puede suceder. Es posible que llegue un momento en que las creaciones superen a los creadores y ya ni siquiera nos necesiten, sean seres nuevos e independientes. Hechos a imagen y semejanza de los humanos, pero menos peligrosos y dañinos, puede que se les haya transmitido alguna cualidad, como los sentimientos, que no son mala cosa, pero es lógico que teman también que un virus les puede transmitir soberbia, egoísmo, ambición desmedida, desprecio o ira. Tu pareja cibernética parecen contagiados, por suerte y hasta ahora, en el mejor sentido, pero es lógico también que quien dirija esa sociedad robótica no quiera que las cosas degeneren y se expandan.
Una pandemia original y para la reflexión.
Un abrazo y suerte, Josep Maria.
Muchas gracias por tus comentarios, siempre aportan reflexiones y perspectivas. La humanización puede tener varias caras. Como señalas, el relato quiere provocar la reflexión sobre las consecuencias potenciales de la humanización de los robots. Aprovechando este contexto, pretende mostrar las reacciones ante un cambio tan significativo desde dos puntos de vista contrapuestos.
Un abrazo, Ángel.
Hola Josep María, qué propuesta tan interesante la tuya. Cuando he leído lo de «el riesgo de humanización masiva era elevado» me ha impactado mucho y me ha dado por pensar en que los humanos estamos demostrando continuamente lo perversos que podemos llegar a ser, así que si un día los robots llegan a tal perfeccionamiento como el que refleja tu relato, no sería de extrañar que tuvieran miedo de contagiarse de nuestra maldad. En este caso, parece ser que la pareja protagonista está afectada de sentimientos, por decirlo así. Ha habido suerte, el contagio no es precisamente maligno, aunque puede llegar a ser muy doloroso. Me ha gustado muchísimo. Un abrazo y mucha suerte.
Muchas gracias por tus comentarios, Juana María. La idea del relato era mostrar el potenial impacto de una humanización de robots desde visiones contrapuestas en cuanto a posibles beneficios y riesgos. Genial que te haya gustado.
Un abrazo.