296. UNA SONRISA OLVIDADA, de Herrerillo
Llegué… con la cabeza repleta de equipaje, el agotamiento en el cuerpo y mil cosas por hacer. Y seguí andando sin contemplar, adentrándome en el bosque, pendiente de mis cosas y abstrayéndome de todo lo demás. Algo me incomodaba. Tardé en percatarme de qué era. ¿Silencio? No. Se escuchaba tranquilidad. A mi alrededor, verdes pinos se mecían con el aire; silbando viejas y, a la vez, nuevas canciones. Sentí el suave olor del verdor del bosque y el tenue sol del atardecer caer sobre mí. Cerré los ojos unos instantes y me dejé llevar…
Atrás quedaba la multitud bulliciosa hacia sus quehaceres matutinos, el estruendo de los automóviles y el maldito tic-tac que envenena el mundo.
Me pareció escuchar el murmullo del agua, y me acerqué con curiosidad hacia el lugar de dónde provenía. Era un manantial que, divertido, bajaba saltando de roca en roca, salpicando a discreción. Como niños que con alegría y desparpajo chapotean en los charcos después de un repentino chaparrón.
Y sonreí. Me quedé pensativo. Toqué con mis dedos la sonrisa que se dibujaba en mi boca. Casi no podía recordar la última vez que… Y comprendí. Qué importante es sentirse vivo.
Atrás quedaba la multitud bulliciosa hacia sus quehaceres matutinos, el estruendo de los automóviles y el maldito tic-tac que envenena el mundo.
Me pareció escuchar el murmullo del agua, y me acerqué con curiosidad hacia el lugar de dónde provenía. Era un manantial que, divertido, bajaba saltando de roca en roca, salpicando a discreción. Como niños que con alegría y desparpajo chapotean en los charcos después de un repentino chaparrón.
Y sonreí. Me quedé pensativo. Toqué con mis dedos la sonrisa que se dibujaba en mi boca. Casi no podía recordar la última vez que… Y comprendí. Qué importante es sentirse vivo.
Muy buen gusto en la escritura. El relato hace que te sientas identificada…Enhorabuena Herrerillo!