299. EN LA LAGUNA, de Eucalipto
Un hombre camina con paso firme por un precioso bosque, con rostro serio pero disfrutando de su paseo matutino. Un viento suave mueve las ramas de los eucaliptos. Se recrea contemplando como una espesa niebla dota al paisaje de un aire misterioso. Continua caminando, tranquilo; las hojas, el viento… En la lejanía vislumbra algo brillante. Intrigado se acerca, es una gran laguna, se aproxima a la orilla; acaricia el agua con una mano, fresca y pura. Le apetece bañarse, a pesar de ser otoño. No se lo piensa, se desprende de sus ropas y desnudo se zambulle en el agua. Ahora se da cuenta de que el agua está más fría de lo que sintió antes, no le importa. Comienza a nadar, poco a poco el frío va desapareciendo…
Sale del agua, se siente bien, muy bien. Su cabeza despejada, su cuerpo como más ligero. Algo ha cambiado su alma. Se viste y retoma su camino y se dice a si mismo que con todo y con sus quebrantos podrá conseguirlo, puesto que cada día tiene una cita consigo mismo. Renovación. Serenidad.