3. Nunca se da por…¿perdido? (J.Antonio Vázquez)
Agotado y ojeroso susurré entre dientes la letanía de maldiciones con las que solía recibir las vísperas. Ni me acordaba ni quería de los motivos que me empujaron a aquella locura. Ignoraba entonces que de visita en el infierno solo cabe perder batallas, aunque optimista, abrazaba cada nuevo día con renovada esperanza.
En las trincheras –así las llamábamos –, estaban los desconocidos que a fuerza de compartir sinsabores dejaron, sin quererlo, de ser extraños. Como Doña Julia, que nos amenizaba las esperas con sus exquisitas croquetas, o Blas, el jubilado, con quien arañaba al aburrimiento blandiendo trampas al mus; todos éramos tropa.
Hoy, después de seis horas de cola esgrimí sobre el mostrador con furibunda determinación, a saber: referencia catastral, duplicado del certificado de vacunación, volante de residencia, autoliquidación del impuesto sobre terrenos urbanos, licencia de ocupación de terceros e incluso un carné de préstamo que Genaro, un buen amigo, encontró en la biblioteca municipal durante su turno de limpieza.
La funcionaria, bruja arrugada con bolígrafo pero sin gato, sin desviar la mirada de la pantalla y ostentando el mismo asco que desgana sentenció con monocorde voz de autómata programada : « Aquí no es. Falta una fotocopia. Vuelva usted mañana »
Esa última frase es demoledora. Siempre hay un momento en la vida en el que todos sentimos esa misma impotencia. Tiempo perdido en un laberinto de papeles, con bruja incluida 😉
Me gusta mucho cómo lo cuentas, J. Antonio.
Un abrazo.
Muchas gracias Ines. Celebro que te haya gustado. Será por papeles en este país X). Un abrazo 🙂
Un laberinto endemoniado. Un mundo subterráneo que al final sale a la luz por medio de una pequeña ventanilla y la famosa frase temida: «vuelva usted mañana».
Un laberinto «odioso» por el que todos, todos hemos pasado. Un buen «infierno», si señor.
Me gusta la simbología, el ambiente que has creado.
Un abrazo, Juan Antonio.
Hola Amparo. Gracias por pasarte y comentar. De este infierno-laberinto creo que no nos escapamos nadie. Un abrazo 🙂
Vamos JAntonio, eres tempranero este mes. Quitándote deberes :)). Una versión que roza el absurdo del mundo burocrático que se ha trasladado a otras muchas facetas de la vida.
Realista y muy cercano, pese a internet el papeleo es el papeleo.
Suerte
Señor Montesinos. Ciertamente una absurda situación que resulta cercana. Este mes tengo el gatillo rápido. Ahora a sentarme y disfrutar leyendo a todos los compañer@s. Espero el suyo. Un abrazo 🙂
Uaaaah! El peor de los laberintos Juan Antonio, no quiera dios que me tenga que perder en uno de esos, je je.
Muy bueno, lleno de frases magistrales, potentes imágenes y un final demoledor que fija toda la historia.
Bravo compañero, buen futuro le auguro a este relato.
Abrazos y suerte.
Hola Miguel. Gracias por tu amable valoración. Asomar la cabeza por aquí está muy caro. Que os guste ya es un premio. Gracias y un abrazote 🙂
Hola, Juan Antonio.
Es un laberinto el que planteas que da miedo. ¿Quién no se ha enfrentado a una escena similar a la que narras? Un verdadero infierno donde, a pesar de que crees tenerlo todo, siempre te falta algo y ahí está la bruja (o el brujo) estreñido o como sea para pegarte la bofetada sin mano.
Me encanta, como siempre y aunque tiene su parte (muy grande) de realidad monstruosa, quiero reivindicar que no todos los funcionarios/as son así de asquerosos… Si no, mírame a mí, jajaja.
Un beso, rebonito, y a ver si te llueven todos los laureles que yo te deseo.
Hola Towanda. Desde aquí reivindico y envío un abrazo al cuerpo de funcionarios. Como ya dije en algún otro relato lo que escribo muchas veces es solo una caricatura. De hecho yo también soy funcionario. X). Muchas gracias requetebonita por la visita. Un besazo de recién afeitado para que no pinche 🙂
Juan Antonio, nos cuentas muy bien una triste realidad; pero cercana; esos laberintos nos hacen sentir mal. Suerte y saludos
Hola Calamanda. Muchas gracias. Estoy seguro que este mes veremos muchos y muy buenos laberintos. Un abrazo 🙂
No se me ocurre un laberinto peor que ese. Con todo el respeto a los funcionarios, que culpa suya no es, si acaso de un sistema preñado de burocracia. También lo veo como un homenaje a uno de los artículos de Larra. Malditos papeleos.
Te deseo suerte y te envío un saludo.
Hola Ángel. En homenaje se queda. Ya me gustaría a mí tener la capacidad de crítica y sátira del buen Mariano José. Muchas gracias por pasarte y comentar. Recojo tu saludo y te envío un abrazo 🙂
Juan Antonio, yo me quedo con la solidaridad de la trinchera, aunque también soy funcionaria. Qué tiempos aquellos en que atendía la ventanilla… y qué anécdotas. Como el profesor de Medicina, cretino importantísimo, que me dijo «Señorita, dese prisa, que he salido del quirófano de propio para este absurdo papeleo». Imagínate los comentarios de la fila solidaria…
Un abrazo.
Hola Patricia. Me imagino que anécdotas cuando estás de cara al público habrá para escribir un libro, y más cómo somos los españoles para todo. Me acuerdo de una serie de películas del año de la maricastaña, algo así como «todo el mundo es bueno». Llegaban dos guardias civiles y les decían a los de la parada que el autobús estaba averiado y que los llevaban a caballito. Y lo mejor es que las abuelas se subieron. Un abrazo y gracias por pasarte por aquí 🙂
Juan Antonio, mucho funcionario por aquí, se nota que sabéis de lo que habláis y de lo que veis en las filas, colas o columnas de espera.
Ahhhh, yo también soy funcionario, ja ja ja ja
Un abrazo
Este año he hecho la declaración de la renta vía telemática. Una maravilla
Hola epifisis. Al final con el relato vamos a salir todos los gatos de debajo de la manta XD. Cómo han apuntado con esto de la telemática me imagino que las futuras generaciones tendrán más suerte ;). Muchas gracias por pasarte y otro abrazo para ti. 🙂
Imagino por un momento el día agraciado en que con un poquito de miedo llegue a la ventanilla, acerque mis papeles y me digan: «todo está en orden».
Creo que de ahí me tendré que ir al hospital, porque seguro, seguro que me sube la tensión.
Será como encontrar la salida de tu laberinto.
Abrazos.
Hola Virtudes. Este país es así. Y lo más curioso es que con una legislación coherente y algo de voluntad informática muchas veces no haría falta ni presentar los papeles porque todo acaba yendo a parar a bases de datos donde ya tienen registrada esa información. Pero como han dicho antes, la culpa no es de la persona, es de los procedimientos de trabajo impuestos por las «cabezas pensantes». Gracias y un abrazo 🙂
Muy acertada la similitud de la burocracia española con el interior de un laberinto. Siempre hay otra pared, igual que siempre falta algún papel.
Un saludo
Hola Montse. Confiemos en que la vía telemática sea el nuevo Mesias que viene a redimirnos a todos :). Muchas gracias y un abrazo 🙂
Malditos papeleos. Desde luego rellenar formularios y triplicados, adjuntando fotocopias mil, es todo un laberinto. Mejor tomárselo con humor.
Sin querer he enlazado tu final con el ‘Vuelva usted mañana’ de Larra. y también con el Departamento del Circunloquio en ‘La Pequeña Dorrit’ de Dickens.
Un saludo.
Suerte.
Hola Esperanza. Al primero lo conozco (algo más arriba lo nombran) pero el segundo no. Tomo buena nota y apunto para investigar y/o leer. Gracias por las reseñas y un abrazo 🙂
Ayy, a mi estos laberintos sí que me ponen los pelos de punta. Y a veces pienso que, bueno, antes te volvían loco pero con insistencia podías llegar a reunor todo y presentarlo en el lugar correcto. Pero ¿y ahora? ¿qué hace la gente mayor no informatizada a la que obligan a presentar las cosas a través de ordenador?. Buen laberinto, Juan Antonio, costumbrista. Un beso y suerte.
Hola Eva. Lo de la telemática puede ser la panacea, un tirita u otro gran problema. Coincido en que hay gente mayor que todo esto le viene grande y a veces se dejan pocas alternativas a este tipo de gestiones. Me imagino que asesorías, notarías y demás deben andar barruntando la tajada. Muchas gracias y un beso grande 🙂
Hay que vérselas con la burocracia… Qué plan. Al principio me hiciste pensar en una especie de purgatorio en el que estaban esperando todos… Un buenísimo laberinto este que nos traes, Juan Antonio. Te deseo mucha suerte.
Hola Izaskun. Me alegro que te haya gustado. Muchas gracias por pasarte por aquí y comentar. Espero poder perderme pronto en el tuyo. Un abrazo 🙂
jijijiji, pues tenías que conocer a un ex-compañero mío, que para solicitar lo correspondiente pedía el carné de socio del Athletic o la licencia de pesca!!! Alguno, hasta se lo creía!!
Por cierto, no me doy por aludida porque ni tengo gato ni arrugas y últimamente, a veces ni boli, que está la cosa muy pobrecita!!
Abrazo
Hola Aurora… lo de tu compañero suena genial. Seguro que era portador de muchos momentos para recordar. La vida mejor con buen humor :). Dios me libre de insinuar que las funcionarias tengan esa guisa. Ha sido una licencia literaria para hacer el chascarrillo con un estereotipo intencionadamente exagerado. Un abrazo 🙂
Hay laberintos mucho más «laberínticos» sin cabe por vulgares, absurdos y superficiales. Y sin embargo no podemos seguir con nuestra vida sin ellos. Un abrazo.
Hola Mar. Sí que los hay, sí. En algunos no tenemos más remedio que entrar y otros somos nosotros los que les damos sentido. Muchas gracias por pasarte y comentar. Un abrazo 🙂
Juan Antonio, ahora comprendo el tiempo que tenéis los amig@s de ENTC para escribir y comentar, ¡sois todos funcionarios!, jajaja. Ahora en serio, me ha gustado mucho y me ha parecido muy original tu propuesta. Si el infierno existe, tiene que ser más caluroso pero algo así. Abrazos y suerte.
Hola Salvador. Has descubierto nuestro secreto. Me vas a tener que disculpar que estoy escondido detrás de la fotocopiadora esperando la hora de marchar y no me puedo extender mucho X)… muchas gracias por tu comentario y la valoración. No sé como pero algún día le devolveré a los funcionarios y a los psicólogos (que pillaron en febrero) todo lo que les he hecho. Un abrazo 🙂
Aunque ya funciona algo mejor 😉 , ese «vuelva usted mañana» se ha convertido en algo tan típico, como la sangría, en nuestro país.
Un micro muy trabajado, a mí por lo menos me lo parece, ha merecido la pena el resultado, ¡excelente!
Un abrazo Juan.
Hola Rosy. Pues lo has acertado. No sé dónde lo ves pero la criatura empezó a gestarse a mediados y días antes de fin de mes aún lo estaba cambiando. Muchas gracias. Si os gusta cualquier esfuerzo merece la pena. Un abrazo 🙂
“Agotado y ojeroso”, el típico madrugón para evitarte colas y, aún así, se pasa seis horas esperando. Vaya infierno. Y ese pensamiento de “Ni me acordaba ni quería de los motivos que me empujaron a aquella locura” la de veces que he recurrido al mismo cada vez que pienso en la locura de convertirme en propietario, lo mal que se pasa con todos los trámites, altas, expedientes, impuestos… cuál fue esa locura, ilusión tal vez…
Después, has traído una ocurrencia muy graciosa, Doña Julia con sus croquetas, jaja me recuerda a un personaje de La que se avecina y Aquí no hay quien viva… ella se lleva las croquetas al registro para el almuerzo… y Blas, os da tiempo a echar unas partidas al mus… mira que al final no va a ser tan infernal la jornada ¿eh?
Llegamos al tercer párrafo y creo que atenúas la demanda de documentos, en qué registro para dar de alta cualquier cosa no te han pedido la declaración de la renta, el libro de familia, un certificado de fertilidad y movilidad de esperma, testamento, horario típico de deposiciones, veces que haces el amor a la semana, bueno en el caso de algunos, al mes, vale coño soy virgen y a usted qué le importa, deme el certificado de microrrelatista de una vez…
Y llegamos al último párrafo, con mi frase favorita del texto “bruja arrugada con bolígrafo pero sin gato” para cerrar a lo grande con el homenaje a Mariano José de Larra y reconfortarme con que todavía hay gente a quien le gustan los clásicos o, al menos, hace referencia a ellos.
¡¡¡Muy bueno!!! como siempre, vuelva usted pronto a deleitarnos
Para cerrar mi comentario, si no te has dormido ya leyendo, te dedico este poema de Blas de Otero, muy pertinente:
Quién fuera pato
para nadar, nadar por todo el mundo,
pato para viajar sin pasaporte
y repasar, pasar, pasar fronteras,
como quien pasa el rato.
Pato.
Patito vagabundo.
Plata del norte.
Oro del sur. Patito danzaderas.
Permitidme, Dios mío, que sea pato
¿Para qué tanto lío,
tanto papel,
ni tanta pamplina?
Pato.
Mira, como aquél
que va por el río
tocando la bocina…
No solo no me he dormido, sino que me he reído y he aprendido. Me gustaría contestar el comentario como se merece pero es que ha sido tan generoso y pormenorizado que solo me sale hacer la ola. Muchas gracias por el tiempo que te has tomado en diseccionar tanto el relato. Y lo de la poesía ha sido un regalazo. No la conocía y me ha parecido muy divertida. Leyendo acerca de la solidaridad y el compromiso social del poeta y de su afanada desesperación por la ausencia de respuestas entiendo que su recomendación venga de quien venga. Muchas gracias Don Lorenzo. No sé si podré pagarle toda la atención y el cariño que le dispensa a mis lecturas. Un abrazo 🙂
Jajajaja, lo que me he reído con Aurora y otros, a veces el comentario alza al relato, que por cierto es una auténtica tortura (no el relato) aquello que narra, bien tirada Juan. Un abrazo
Hola Ramón María … la verdad es que el chascarrillo ha dado para un buen rato. Y yo que me alegro :D. Muchas gracias por pasarte y otro abrazo para ti 🙂
Juan Antonio, vaya laberinto tan caluroso, que se arde en él como en el propio infierno. Ya se sabe cuando se tienen que manejar papeles, siempre falta alguno o hay que acudir a otra ventanilla.
Pero más incertidumbre se crea cuando para un mismo asunto la información que te facilitan dos personas o tres…es completamente diferente ¿nunca te ha pasado?
Muy trabajado tu relato. Me ha gustado mucho.
Un abrazo y mucha suerte
Hola María Elena. Pues de todos los dolores de cabeza posibles, reconozco que ese te provoca una desazón inenarrable. Sé de lo que hablas. Aunque bueno, eso te pasa en cualquier ámbito. Me recuerda a las campañas sobre alimentación: ahora come esto, ahora no los comas que es malo, ahora cómete cinco al día, ahora lo retiro del mercado… Muchas gracias por tu comentario y un abrazo 🙂
Juan Antonio, te has esmerado en describir toda la burocracia y mal momento por el que pasa todo el que requiere un servicio público que conlleve algún papeleo. En este lado del atlántico pensamos que en Europa (España) se han superados esos inconvenientes pero con tu relato descubro que no, aunque no creo que sea al nivelo de por aquí (R.D.) Muy bueno, como siempre, ¡Suerte!
Saludos.
Hola Beto. Las cosas han mejorado bastante últimamente. Las gestiones ahora son más ordenadas y aunque las colas no se superan (por falta de personal) aún quedan rescoldos de momentos así, principalmente cuando el trámite tiene que ver con dos administraciones diferentes (por ejemplo, local y estatal). Para que no te lleves una imagen equivocada, aprovecho para subrayar que los funcionarios no tienen la culpa de nada. Son gente que trabaja y hacen lo que les dicen. El problema es la Alta Administración que procura unos protocolos muchas veces irritantes. Muchas gracias por tus, como siempre, amables palabras. Un abrazo 🙂
Qué buen relato. No has podido contarlo mejor. Aquí no cantamos mal las rancheras… pero en Europa ¡Madre mía! Tengo por ahí el cuentito de cuando tuvimos que encontrar la comisaría en Alicante para tramitar el registro de extranjería. Tres horas de caminata porque aquí no es y allá tampoco… y luego en la propia oficina. Ayyy, dios. Y mira, ¡me has puesto frente a las brujas nuevamente! Aunque he de decirte que ese acentito vuestro, la guapura de la gente, contando hasta la de las mismas brujas, la generosa espontaneidad y gracia de las doñas Julias y los tantos Blases, aunque no lo creas, hicieron de esas horas verdaderas delicias. En España, una se siente en casa y eso se agradece infinitamente. Y en ésta página, igual. Gracias por llevarme a la querida y añodada tierra de nuevo. Felicidades Antonio, ¡te quedó redondo el laberinto!
Hola María. Qué bonito todo lo que has dicho de nosotros. Desde aquí un abrazo enorme que ya va cruzando el atlántico y en nada te llega. Te doy la razón. Esta página es un pequeño oasis de buenos relatos y mejores personas. Un abrazo 🙂
la espiral de papeles que te mete la burocracia y por mas que lleves siempre falta alguno. Un monstruo insaciable. Mucha suerte. Un relato estupendo que me gusto mucho.
Un beso
Hola Esther. Me alegra que te haya gustado. Eso ya le da todo el sentido. Un abrazo y un beso 🙂
Juan Antonio, me ha encantado.
Has descrito muy bien la escena.
Creo que además a todos nos ha pasado alguna vez, o por lo menos a mi, el sentirte impotente cuando te dicen «Aquí no es. Falta una fotocopia. Vuelva usted mañana».
Un beso
Hola Blanca. Estoy convencido que cruzando unas cuantas bases de datos se le podrían ahorrar a la gente muchos trámites de este tipo, pero creo que falta voluntad por parte de la adminstración y los esfuerzos se van por otros lados. Muchas gracias y otro beso para ti 🙂
Un laberinto de pesadilla. Muy bien contado, como siempre, Juan Antonio. Un beso
Hola Concha. Me alegra que te guste la manera como lo he explicado. Muchas gracias y otro beso para ti 🙂
Este si que es un buen laberinto, y tarde o temprano todos pasamos por él, la burocracia.
Lo has contado tan bien que me has tenido intrigada hasta el final, así pues por mi parte es genial.
Eso sí un poquillo de pena me ha dado la «bruja» esa de la funcionaria.
Besos.
Hola Asun. Me alegro de que te guste. Lo de la «bruja» ha sido una exageración que me iba bien para el relato pero que no tiene nada que ver con la realidad. Mil perdones a todas 🙂 Muchas gracias por pasarte y comentar.
Hola Ana. No hay nada más saludable que reírse de uno mismo. Muchas gracias por tu comentario y tu siempre bienvenida visita. Otro beso para ti 🙂
Real como la vida misma.
Hola Carmen. Será por papeles XD. Muchas gracias por pasar. Un abrazo 🙂
Si el Sr. Larra levantara la cabeza, se moría del susto al ver la que ha armado. 🙂 Esto es más que un relato, ¡es una crónica! Has puesto el dedo en la llaga, sin duda.
Hola Edita. Sin duda alguna él lo habría explicado (de hecho ya lo hizo) mucho mejor. Muchas gracias por la visita y por el comentario. Un abrazo 🙂
Buen relato Juan Antonio. Es agobiante el papeleo que se necesita para cualquier gestión. El tenerlos todos y de todos los colores es casi un milagro. Me encanta el ambiente de compañerismo que se respira en esa boca del infierno. La celebre frase del final es un redondo cierre. Suerte, un beso.
Hola. Yo también me quedaría con esa camaradería que se crea entre los personajes del relato, sin duda. Gracias por pasarte por aquí y comentar. Un abrazo y un beso 🙂
Señor Juan. Como es menester me honra su visita y atiendo con la mayor diligencia posible a su sesuda a la par que bien intencionada réplica.
Ha dado usted en el clavo. Siempre que me hallo a los pies de cualquier cola (más bien dicho sería en el culo del interminable gusano) pienso que me están robando impunemente y a cara descubierta mi tiempo. Podría explicarle casos, pero aburrirle con mis batallitas no es el tema que ahora mismo nos ocupa :).
Las referencias al bueno de Mario José han sido suculentas y expresadas con tino, así que no sufra por la honra de nuestro romántico escritor, que ha sido bien tratado.
Le agradezco sobremanera la bibliografía aportada. Viniendo de quién viene tenga por seguro que haré por leerla, siquiera para seguir los pasos de uno de los grandes (aunque en mi caso cambie perilla o bigote ridículo -según la ocasión – por chistera. Un abrazo y gracias por ese Julio que este año me han llamado a disfrutar. Un abrazo.
Así sea 🙂
Madre mía lo que me ha costado llegar hasta aquí, esto sí que es una cola. Menos mal que sé de seguro que al otro lado del mostrador hay un gran escritor y bella persona.
Espero que tenga mucha suerte tu laberinto de junio.
Hola Isabel. Tus palabras me llenan de alegría. Me has dejado un comentario precioso que ni siquiera sé si merezco. Mil gracias. Un abrazo enorme y mucha suerte para ti también 🙂
Tras colgar mi relato empiezo a leer los de los demás, y después de devanarme los sesos durante casi un mes, me encuentro con que el auténtico laberinto lo tenía delante de las narices. Muy bien visto JAMS. No puedo imaginar uno peor, menos mal que le has metido humor, porque sin eso, pasa de laberinto a infierno. Muy divertido el texto , y ese final, lapidario.
Hola. No soy JAMS. Soy Juan Antonio (para servirle). En cualquier caso celebro que el relato te haya gustado. Un abrazo X)
jajaja…para espia no tengo futuro…da igual, cuando os ponga cara os confundiré igual.
Lo importante, el relato me gusto, Juan. (Antonio)
🙂
YO NO SOY FUNCIONARIO!
PASA ALGO?… EH?… EH?…
Ah, creí. Porque si pasa, salimos a la calle y lo discutimos a besos, como dos hombretones.
Yo me lo paso bien cuando tengo que entrar en esa picadora de paciencia, salud y tiempo.
No sé, vas, te ignoran, leen el Marca y la Penthouse, juegan al poker, toman café o zampan la tortilla en su tupper, discuten si Pakirrin tiene más pelo en el pecho que su madre, alguno se hace una gayola…
Pues oye, con buena predisposición, cuanto te quieres dar cuenta ya se te ha pasado toda la mañana tan ricamente.
Y mañana volveré con la fotocopia que me falta, japuta!
Fascinante, atinado y repleto de humor negro.
Muy bueno.
Enhorabuena.
Y repito, los besos, en la calle…
Modes… yo los besos los doy con lengua… por menos de eso no me pongo a salivar. Dicho sea de paso de llegar a la manos avisa que vendré convenientemente desayunado al abrigo de un buen bocadillo de chistorra con extra de ajo.
Del affair Pantoja no puedo arrojar demasiada luz… yo hubiera jurado que todo el pelo lo tenía en las curras (alias patillas).
Gracias por el comentario que me ha levantado hoy el ánimo con una sonrisa. Y no es por el fútbol ¿eh?… que tengo claro que si he esperado 40 años para ver ganar el primer mundial puedo esperar otros 40 para ver ganar el segundo.
Un abrazo 🙂
Por fin ya llegué hasta aquí para poder decirte que casi me olvidé de lo que decía el micro después de leer tantos comentarios, que bárbaro, voy a volver a subir para darte mi opinión, ya volví, y quiero darte mi felicitación por lo real que es su historia,con puntos y comas no dejas nada fuera de la acción que se desarrolla detrás de esa maldita ventanilla.
Mi enhorabuena por ser así.
Un abrazo (aquí pondría un emoticón con una sonrisa pero no se como hacerlo)
Hola Puri. Gracias por el comentario tan amable que me has dejado. Disfruto mucho con esta página porque puedo leer infinidad de historias, las vuestras, y además me deja como ahora poder darte las gracias por haber pasado por aquí y tu deferencia al comentar. En mi caso el emoticono lo consigo escribiendo juntos dos puntos y un paréntisis : ) . Un abrazo y mucha suerte 🙂
Mucha suerte, Juan Antonio!
Gracias Elizabeth. Mucha suerte para ti tambien. Un abrazo 🙂
Realidad pura y dura. Muchas suerte! Besos. Charo
Hola Charo. Gracias por pasarte y comentar. 🙂
«…recibir las vísperas.» No sé qué significa. En general el primer párrafo no lo entiendo, seguro que es problema mío. Relato de absurdo que habla de la burocracia hasta en el infierno. En fin, no me ha convencido.
Por otro lado te he contestado a tu comentario en mi relato.
Ximens, gracias por pasarte por aquí y comentar. Lo de las vísperas es una referencia a la llegada de la tarde en horas canónicas (quizás un poco rebuscado). Creo que el lío te lo he montado con «el infierno». No es sentido literal… hace referencia las visicitudes que asolan al protagonista, en este caso, errar in eternum por el laberinto administrativo en el que se encuentra que es al final como quiero atacar el tema de la consigna del mes. Le agradezco mucho la visita y la sincera opinión. Sin duda el relato es bastante mejorable.
Respecto a la respuesta a su participación, con las explicaciones dadas el relato se entiende mucho mejor. Ya sé que no es consuelo y que das el relato por perdido pero si me permites un matiz creo que hay relatos que para darles un sentido mucho más claro precisan de cirugía profunda (cambiarlo casi todo) y otros sin embargo son de visita ambulatoria (alguna frase oportuna para ubicar mejor al lector y salen por su propio pie). Creo que tu relato se encuentra más cerca del segundo caso. Un abrazo Ximens 🙂
Feliz día de tu santo, Juan Antonio. Un abrazo.
Hola Antonia :)))))… Muchas gracias por el detalle :D. Mil abrazos
Wow, me sumo a esa cola interminable de almas en pena que no ha superado alguna vez la prueba de entregar documentación correcta a la primera. Desesperante laberinto burocrático nos ofreces Juan Antonio. Suerte y saludos.
Hola Ana. Todos hemos pasado por ahí alguna vez XD. Gracias e igualmente para ti 🙂
Juan Antonio, un microrrelato con mucho ingenio, donde muestras el laberinto burocrático que puede llegar a ser, hace unos años más que ahora, un edificio público, en el que cualquier documento servía para exasperarte.
¡Buen trabajo y suerte con el concurso!
Saludos.
Hola Nicolás. Tienes razón en que de un tiempo a esta parte las cosas han mejorado bastante. Aprovecho tu comentario para volver a poner el acento en que no son las personas que atienden, sino los procedimientos. Muchas gracias por pasarte y comentar. Un saludo 🙂
Qué bueno, Juan Antonio, me ha encantado. Describes una situación que ha sido contada, criticada y parodiada cientos, miles de veces, en este nuestro laberíntico país de burocracias y papeleos, solo superado por Italia. Pero tu relato está lleno de frescura y descripciones costumbristas que le aportan un aire nuevo y realista, sin dejar de lado una buena dosis de humor. Felicidades.
Hola Fernando. Te agradezco que hayas parado por aquí y me alegra que te haya gustado. Tienes razón en que es un tema bastante trillado pero aún y así pensé que saldría alguno más del estilo. En cualquier caso si te ha aportado frescura y humor me doy por satisfecho. Muchas gracias y un abrazo 🙂
Oye, que para dejarte un comentario casi casi he tenido que esperar lo mismo que tu prota…para otra vez me traigo unas pipas para ir matando el tiempo. Y todo porque quiero decirte lo bien que me lo he pasado leyendo tu relato, con su humor, su crítica, sus parodias, sus metáforas… Bueno, pues ahora ya puedo irme, misión cumplida.
Un abrazo.
Hola Paloma. Esto está lleno de buena gente que viene y comenta. Y yo que lo celebro :). Me alegra que el relato te haya hecho pasar un buen rato. De eso se trataba. Muchas gracias y otro abrazo para ti 🙂