3. RECURSOS POR NECESIDAD (Edita)
Felisa lleva dos días de parto, asistida por una vecina. Está agotada. El único lugareño que posee motocicleta va a buscar al médico comarcal. Este, rendido, propone el quirófano como solución. Pero queda lejos y es caro. El motorista avisa a un taxi de la villa, que espera en la carretera, a medio kilómetro de la vivienda. José, el marido, pide a un vecino algún dinero prestado y una escalera manual grande para usar de parihuela. Entre los dos hombres la trasladan hasta el coche. A su paso, las mujeres rezan; temen lo peor.
Milagrosamente sobreviven ambas, madre y criatura. Regresan al hogar en idénticos medios de transporte. José, convencido de que la escala protegió sus vidas, desea conservarla. Ofrece a cambio jornadas de trabajos agrícolas sin retribución. El dueño rechaza el trato: se la regala. Le prometen agradecimiento eterno.
Con los años y otras penurias, la escalera acaba arrinconada. Felisa sufre dolores propios y demencia severa del esposo. Avejenta a besos una fotografía de su hija emigrante. Cavila. Recurre a Salvadora, así la llamaba. Consigue acomodarla en posición vertical. Empieza a escalar. Porta una cuerda con nudo corredizo. Ruega a Dios que los peldaños apolillados resistan hasta el final.
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Una historia triste, aunque si se piensa es el ciclo de la vida, pero en personas que lo han tenido siempre difícil.
La escara les sirvió para traer la vida y al final para quitarla, muy simbólico. Bien urdido.
Muchas gracias, Rosa, por molestarte a pasar por aquí el día del nacimiento del año.
Una escalera de mano puede tener más utilidades de aquellas para las que se creó. La imaginación humana es infinita, puede concebir que un objeto de uso cotidiano sirva para conservar una vida, traer otra al mundo y finalmebñnte, para quitarla.
Que imaginación no te falta lo sabemos de sobra quienes te conocenos, como cualquiera que lea este relato, posible y creíble.
Un abrazo, suerte y a por otro año lleno de letras, Edita
Muchas gracias, Ángel, por tu generosidad habitual.
Uffff, Edita, qué bueno pero qué agridulce es tu micro esta vez. Las luces y las sombras del destino que, a much@s, nos descolocan tantas veces, están en tu relato. Enhorabuena y un abrazo, guapa.
Me alegra que te haya parecido bueno a pesar de la parte agria y las sombras. Muchas gracias, Puri.
Edita, tu micro me parece fantástico. Para empezar, nos traslada a otra época y otro lugar, con una ambientación detallista y muy visual. Y el desenlace, a priori dramático, a mí me parece una liberación para una Felisa ya anciana a la que la vida se le hace demasiado cuesta arriba. Mención aparte merece el nombre simbólico de la escalera, Salvadora. Lo dicho, genial.
Un abrazo y feliz 2025.
Genial sí que es tu comentario. Me acabas de alegrar el día. Muchísimas gracias, Rosalía.