30. CLAUSURA (Rosalía Guerrero Jordán)
El día que tomó los hábitos y dejó de llamarse Carmen para convertirse en sor Virtudes fue tan feliz… Ese era su destino. Lo supo desde niña, cuando entró por primera vez en la capilla del colegio de las Clarisas y lo vio, mirándola desde su cruz.
Virtudes se siente dichosa entre Maitines y Vísperas; entre el obrador y el torno; entre el silencio de su celda y el trinar de los jilgueros en el claustro soleado. Mientras tanto, espera el éxtasis, esa mística comunión, que nunca llega.
Hasta el día en que el arzobispado les pide abandonar la clausura para asistir a los desamparados y llevar el amor de Dios a sus vidas descarriadas.
Entonces, lo ve. Un hombre desgreñado, con los ojos hundidos y el mismo dolor en su mirada ausente. Tan parecido a Jesús en su agonía que se le antoja su reencarnación.
Y aunque su piel ha perdido la tersura y las canas ya habitan bajo la toca, siente arañas hurgando en su estómago, y un ardor entre las piernas que no remite con cilicios ni flagelos. Mientras la voz de Satán le susurra al oído que Dios, no existe
El mundo feliz e ideal de esta religiosa se trastocó con la presemcia de un menesteroso desaliñado, todo un montaje que se vino abajo, con su manificencia. Lo bello e ideal era mentira, lo tosco y tangible resultó ser más hermoso y sugerente de lo que parecía, algo que nunca le contaron.
Un telsto original e interesante, con una sensualidad elegante.
Un abrazo grande y suerte, Rosalía.
Debe ser terrible descubrir un día que el sentido de tu vida se desmorona. Tanto como para no querer verlo.
Muchas gracias por tus palabras, Ángel.
Al terminar su enclaustramiento se topa con una belleza que desconocía o que no quiso ver hasta ahora. Una forma de clausurar su vida anterior y comenzar un nuevo camino. Muy bueno y un título genial, Rosalía.
Abrazo
Claro, sor Virtudes tenía clara su vocación desde niña, y entró de novicia siendo muy joven, por lo que no tuvo tiempo de descubrir la lujuria. Espero que todavía tenga tiempo de pecar…
Muchas gracias por leer y comentar, Aurora.
Rosalía, me gusta mucho cómo has reflejado lo que tantas veces pasa en al vida: perseguir un sueño para luego darte cuenta de que no era lo que pensabas… Y también remarco lo que dice Ángel, muy elegante y fino el toque sensual que le has dado, ¡es una de mis asignaturas pendientes! Así que enhorabuena por todo ello y ¡mucha suerte!
Pues sí, Sara, porque en este caso pierde la fe, pero puede ser una implicación social o política, o una amistad que consideras inquebrantable… Disonancia cognitiva a tope.
Un abrazo por tus palabras, alegra leer comentarios tan positivos.
Una clausura también es el acto por el cual se da por concluido un periodo, un evento, un congreso, etc… En tu relato, tan bien contado, se pone clausura a esa cerrazón de la vida de Virtudes, volviendo a ser Carmen, y no la de Mérinée.
Muchas suerte, Rosalía, un abrazo.
Exacto, Juan Manuel: esos dos significados de la palabra clausura se cruzan en el texto y delimitan la historia de Carmen/Virtudes.
Gracias por tu acertado comentario y un abrazo.
Sor Virtudes estaba llena de ilusión en su claustro; claro que atrapada allí era fácil vivir de ilusiones. Fuera, aparecieron unos delirios más carnales que le demostraron la existencia de Satán. Me ha gustado mucho tu pequeña historia.
Nos leemos
Sí, era feliz, y si no hubiera salido del convento y se hubiera cruzado con el desheredado de las greñas seguramente habría seguido siéndolo toda su vida. Se habría perdido muchas cosas pero también habría sufrido menos.
Me alegro de que te haya gustado, y de que te hayas pasado a comentar.
Un abrazo y nos leemos.
Rosalía, he disfrutado mucho leyendo este relato.Sor Virtudes dejo de vacunarse de realidad durante demasiado tiempo, y ahora, su cuerpo no puede evitar el contagio con la fiebre amorosa.
Mucha suerte, y un abrazo.p
Hola, Rosalía. Lo que más me impresiona de ese final de micro es la imagen de Satán, susurrándole a Virtudes al oído que Dios no existe, y ella, tratando de calmar con silicios, sin éxito alguno, esas sensaciones físicas, nunca antes experimentadas, que el hombre desgreñado parecido a Jesús le despierta… A mi entender, la kalopsia está en la clausura en la que vive, y lo carnal se la pincha como a una pompa de jabón, y esa afirmación que deja un final abierto nos hace intuir (al menos a mí) que cada día va a costarle más a Virtudes hacerle honor a su nombre…
Muy buen micro.
Besos😘😘😇😇
Hola Mariángeles: pues sí, vive en una clausura perfecta, idealizada, hasta que sale de ella.
Tambien se podría dar la vuelta, y ver la kalopsia en el enamoramiento pasional súbito, aunque eso lo pensé después de escribirlo.
Y diré que coincido contigo en que esa imagen de Satán resulta inquietante.
Un abrazo y gracias por pasarte a comentar.
Rosalía, lo mundano muchas veces tiene más poder que lo espiritual, y es que somos tierra y eso tira mucho.
Tu protagonista deberá tomar una decisión si no quiere volverse loca. Este micro tiene una Segunda parte, anímate!
Pobre Virtudes, imagina que cuelga los habitos y luego descubre el mal de amores…
Muchas gracias por tus palabras y tu sugerencia, la tendré en cuenta.
Besos.
A veces pasa, que el descubrimiento de algo diferente hace perder valor a lo que teníamos y con lo que estábamos contentos, y surge una necesidad nueva que nos produce insatisfacción. Es eso motivo para cerrar los ojos a todo y conformarnos, sin más, con lo que tenemos, sin tratar de ir más allá? Cada cual que responda a esa pregunta según su experiencia, porque intuyo que no funciona para todos de la misma manera.
En cualquier caso, enhorabuena por este micro tan bien escrito y tan profundo, Rosalía. Un besazo.
Pues si, no sabemos los derroteros que tomará la vida de Virtudes: si seguirá fiel a sus votos y a su fe o si volverá a ser Carmen. Como bien dices, cada cual su vida
Un beso de vuelta y gracias por tus palabras.
Las personas van evolucionando, sobre todo cuando se dejan tocar por la vida. La salida al exterior de esta mujer le ha enseñado a mirar de otra manera. Y eso siempre es positivo. Debería aceptarlo en lugar de infligirse castigos. Muy bien contada esta historia y con unas palabras precisas y preciosas. Enhorabuena, Rosalía.
Un abrazo.
En efecto, Maria, cambiamos porque la vida nos cambia.
Otro abrazo para ti también y gracias por leer y comentar.
Hola, Rosalía. Me encanta cómo trazas la diferencia entre la fe de Virtudes y el «ardor» que siente Carmen «entre las piernas» cuando, y sin embargo, ambos pueden ser compatibles. Sé que me voy un poco del tema, pero tu impecable texto me lleva al eterno debate de la hipocresía que envuelve al mundo de la Iglesia… por otro lado, cuántos abusos sexuales y violaciones, a niños y mujeres, no nos habríamos ahorrado.
Gracias, porque tu micro llama a la reflexión y eso siempre es muy bueno.
Mucha suerte y un abrazo.
Pues sí, Rosy, podrían ser compatibles perfectamente, pero si monjas y curas no tienen descendencia ¿quién se queda sus bienes? Al final solo hay que seguir la pista del dinero. Pero claro,ese es otro tema.
Otro abrazo para ti y gracias por tu generoso comentario.
Un relato que parece transcurrir por una clausura “dichosa”, pero que revela necesidades escondidas, sugeridas por el deseo de esa “comunión mística”. La elección de la clausura me parece muy acertada para mostrar el aislamiento radical del mundo y el gran impacto que puede tener en quien está en esa situación el contacto pleno con la vida real. Un gran recurso recurrir a Satán para el final, así queda todo dentro de “su mundo” simbólico. Enhorabuena, Rosalía.
Un abrazo y suerte.
Muchas gracias por tus palabras, Josep. Debe ser complicado darse de bruces con una realidad que se desconoce, como esos pueblos indígenas del Amazonas que no han sido contactados todavía. A mí también me pareció que la imagen de Satán encajaba en los esquemas vitales de Virtudes.
Un saludo.
Magnífico micro entre lo místico y lo mundano, entre el amor espiritual y el carnal tan bien descrito, Y esa sentencia final de quien siempre acecha, en opinión de algunos: el diablo.
Saludos y buena suerte!
Muchas gracias, Mari Paz, por tus palabras. ¡Así da gusto que te lean!
Un saludo.
El don de la vida alcanza su plenitud con las sensaciones que proporcionan las pasiones. Ellas nos acercan a Dios o al diablo. Se podría decir que no hay nada más espiritual que la pasión, a pesar de que las religiones se empeñen en lo contrario. El proceso de descubrimiento de lo esencial solo puede pasar por uno mismo.
Me ha gustado tu relato, Rosalía. Mucho.
Un abrazo.
Gracias por tu acertado comentario, Antonio. No lo había pensado, pero tienes mucha razón en que la pasión, en el fondo, resulta sumamente espiritual.
Un abrazo de vuelta.