30. Habitación 307 (Miguel Á. Moreno)
Se desordenó el pelo con estudiada precisión, se humedeció los labios con la punta de la lengua y dejó caer el vestido estampado adquirido ese mismo día en la boutique de moda. El más atrevido de la colección. De pie frente al espejo, contempló su cuerpo desnudo. Se sintió hermosa. De repente, comenzó a ruborizarse al percibir el contacto de un miembro erecto que jugueteaba por su trasero. Notó unas manos suaves recorriendo su cuello, el aroma intenso de otro cuerpo presionando contra el suyo, el jadeo cada vez más frecuente de aquel ser desconocido cuyas intenciones quedaban claras.
Se dejó seducir hasta la frontera de la pasión, pero un escalofrío contuvo el instante esperado y hermoso. Un preámbulo del delirio, incontenible, que propició que aquel caudal amatorio regara su sexo y se elevaran al cielo en un gozo desenfrenado. Fundidos los dos cuerpos contra el suelo, permanecieron en silencio, sin mirarse, exhaustos, mientras la noche se despedía de los amantes para dar paso a un nuevo amanecer.
La mujer apuró el bourbon y escribió una nota para aquel hombre de la barra idéntico a su marido. “Te espero en la habitación 307”.
About Post Author
Son lógicas y comprensibles las expectativas de la protagonista, que imagina con detalle una situación deseada y buscada. Lo original es que su amante sea «idéntico a su marido», lo que lleva a pensar que se trata de la misma persona y, en consecuencia, de un juego de pareja pactado y revestido de lo prohibido para revitalizar la relación.
Un relato con un final en el que una aventura se revela como una maniobra para escapar de la rutina con imaginación.
Un saludo y suerte, Miguel Ángel
Gracias, Ángel por tu comentario. Has reflejado exactamente lo que quería expresar. Lo que puede sucede en la imaginación de ella, que tal vez se produzca.
Confieso que he leído primero la interpretación de Ángel. Aún así, no sé si entendí del todo el final. Cuando menos, lo considero un relato de sensualidad muy lograda e intrigante.
Gracias por comentar el relato. Te digo lo de Ángel. Lo que sucede en la imaginación de ella, que tal vez se produzca. O no. Es un final que se abre a varias interpretaciones.
Si es que la imaginación es fantástica. Y si no, que se lo digan a tu protagonista, que ha planeado una aventura extraintramarital de lo más apasionada.
Bien por ella y bien por ti, y mucha suerte.
Un relato que bordea los difíciles territorios de la sensualidad, en equilibrio entre lo burdo por excesivo y lo cursi por demasiado comedido. En este caso creo que lo superas con nota. Y al final, ese broche que da una vuelta de tuerca a todo. Un saludo y suerte, Miguel Ángel.