301. EL CERVATILLO AGRADECIDO, de Cervatillo-gali
Aquel fin de semana le había prometido a su nieta que harían una incursión al bosque cercano para enseñarle alguna de las especies animales que solían mostrarse sin recelo, como eran pájaros o ardillas, pero lo que jamás esperaba la joven abuela, era dar con aquel ejemplar de cervatillo, tan huidizos ellos ante la presencia de los temidos humanos. Pero tenía su justificación, ya que al irse acercando pueden comprobar que el indefenso animal está cansado ya de luchar por liberarse de su atrapamiento. Una de sus patas traseras se halla enganchada entre unas raíces a modo de tenaza. Así que cuando se ve salvado al hacer ella palanca con aquel palo seco, este no escapa si no que se queda unos instantes para lamer la mano de benefactora al tiempo que roza su pelaje contra la piel de la joven abuela a modo de agradecimiento. La nieta se queda admirada ante tal reacción para al momento salir corriendo en busca de los suyos que le aguardan a una distancia considerable. La naturaleza es tan sabia que a veces hablan hasta sin palabras. Que fácil sería la vida si cada uno de nosotros evitara la condena.