34. Atrapados (Aurora Rapún Mombiela)
Al fin, un día de descanso. Relajación, sofá, casa. La lectura la tiene completamente ensimismada. El texto no solo está bien escrito sino que además tiene una trama tan original como sorprendente.
Clap, clap, clap.
El sonido la saca de la ficción de golpe. Afina el oído, inquieta.
¿Qué es eso?
Parece que no es nada y sin embargo las palmas de las manos se le han humedecido de repente. Vuelve al libro.
Cloc, cloc.
No hay duda. Algo pasa. De pronto recuerda. No ha bajado la mosquitera.
El estómago se le hace un nudo. Imagina. Ya imagina.
Lo ve con el rabillo del ojo justo a tiempo de cerrar la puerta con todas sus fuerzas.
Que encuentre la ventana, por favor, que la encuentre.
Ahora también le sudan las sienes. Lo oye, lo siente. Sabe que está ahí, en la habitación de al lado. Él se golpea una y otra vez, ella gime. Él lo vuelve a intentar, a ella le falta el aire. Es terrible para él. Incapacitante para ella.
Tras un tiempo indeterminado. Interminable. Inaguantable. Deja de escuchar los espantosos aleteos. No se atreve a abrir la puerta hasta que no se oiga nada. Definitivamente ha parado. Agarra el pomo de la puerta.
Que haya logrado salir, por favor, que haya salido.
Qué chulada de relato, qué sensación de agobio me has trasmitido. Me ha encantado. Enhorabuena, Aurora.
Mientras lo estaba escribiendo, me iba agobiando. No te digo más. Me alegra haberte transmitido lo que pretendía. Un abrazo fuerte, María.
¡¡Aurora!! ¡Eso lo he vivido yo! jajajajajaja. Pero yo no me asusté tanto: fui a subir la mosquitera para que el pobre rat penat, que debió entrar por otra ventana, pudiera salir. Seguro que él estaba más asustado que yo, animalito, en territorio humano, y por tanto, hostil…
Un abrazo y suerte.
L supongo que es un murciélago, aunque Rosalía me ha descolocado: rat penat?
Al margen de la especie, bien trasmitida la angustia.
Rosa, Rat penat es murciélago en valenciano. Pero vamos, que mi personaje y yo sentimos la misma fobia por todos los pájaros encerrados. Igual nos da uno que otro. Ay. Un abrazo fuerte.
Es curioso que hayas interpretado el aleteo con un murciélago en concreto. Imagino que dan más yuyu. Mi fobia es por los pájaros encerrados en general. No tengo manías. Ay. Por lo menos tú fuiste capaz de abrir la ventana. Mi personaje y yo no nos metemos ahí ni locas😅Un abrazo fuerte.
Los murciélagos son muy beneficiosos, limpian el ambiente de plomizos mosquitos, y tienen un sistema de radar impresionante que, sin embargo, no les evita lguna incursión involuntaria en terreno humano. Aparte, no son muy hermosos a nuestros ojos. Esperemos que haya vuelto a su mundo, y cada cual en el suyo. Los dos lo agradecerán, a saber quién tenía más miedo.
Un abrazo y suerte, Aurora
La verdad es que la fobia por los aleteos encerrados es hacia todos los pájaros. El mismo horror me da un murciélago que un gorrión o, ya el colmo, una paloma. En fin, transmitiéndolo por escrito igual he empezado la terapia… quién sabe. Muchas gracias por tu comentario, Ángel. Un abrazo fuerte.
Inquietante, agobiante. Estupendo.
Me alegra haber sabido transmitir esa sensación. Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo fuerte.
Aurora, la misma angustia pasé una vez, pero con una abeja, que se me coló en la cocina y decidí no cenar nada. Al día siguiente, me tomé el café con leche en una cafetería y por suerte, al mediodía la abeja decidió volverme a dejar la cocina para mí sola. Me gustan las tres «in»: Tras un tiempo indeterminado. Interminable. Inaguantable.
Abrazos y suerte
Ah, pues mira, te pasa lo mismo, pero en pequeño. Lo de bajar a tomar café para que vaya saliendo es una solución, sí. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo fuerte.
Pues yo al principio no pensé en un murciélago, ni siquiera en un pájaro, sino que al leer «mosquitera» se me fue la mente de inmediato a un mosquito. Y es que, como se te cuele uno en la habitación y empiece a zumbarte en el oído es imposible dormir, al menos yo: tengo que levantarme y no paro hasta darle caza. También es cierto que, más que fobia, lo que tengo es alergia y los picotazos se me hinchan y me molestan un montón. Esto de los bichos alados… En cualquier caso, has reflejado a la perfección la angustia de tu protagonista.
Un abrazote, Aurora.
Este tema de las fobias da para mucho porque, ¿quién no tiene alguna fobia de la que hablar? Los mosquitos son puñeteros, desde luego, pero, de momento, todavía no me dan repelús. Un abrazo fuerte, Ana María.
Es curioso tu relato porque seguro que al leerlo cada uno habrá imaginado un bicho diferente según la repulsión o fobia particular. Y esto demuestra que todos tenemos fobias . Y como está muy bien llevado logra ponerlo en evidencia Un saludo
Pues sí, Gema, hay tanta fobias como queramos destapar. Esperemos que mi protagonista y yo misma logremos algún día superar la de los pájaros encerrados… Muchas gracias por tu lectura y por tu comentario. Un abrazo fuerte.
No sé quién me da más pena, si la humana «murcielagofóbica» o el murciélago atrapado… No podría precisar si es «humanofóbico» o no, pero así, sin poder salir, y con la chica en pleno ataque de pánico, seguro que el queda traumado… Así son las fobias: van más allá de lo razonable… Lo que a unos les resulta indiferente, a otros les causa un terror indescriptible… Ella haría bien si hace dos cosas: una, asegurarse de cerrar las ventanas, y dos, buscar un terapeuta que la ayude…
Terrible lo que se cuenta, pero muy bueno, Aurora.
Un abrazo y suerte para vos,
Mariángeles
Muchas gracias por tus palabras, Mariángeles. Me doy cuenta de que a la mayoría de gente el animal alado le ha parecido que era un murciélago. Curioso. A mí casi me dan más repelús pájaros encerrados por el aleteo. Pero, ¿quién soy yo para interferir en la mirada del lector? Un abrazo muy fuerte.
Fenomenal esa doble perspectiva, la de tu prota y el pájaro intruso, cada uno con su miedo. El título acertadísimo, Aurora, muy bueno.
¡Abrazo!
Qué alegría me das, compañera de nombre. Acertar el título es una de las tareas más difíciles. Un abrazo fuerte.
Imaginaba que era un bicho más bien grandecito, no identificaba cuál, hasta que he leído los comentarios.
Con lo bien que está una leyendo tranquilita… Pobre animalito también fuera de su sitio.
(Me acordé de un libro que leí este año: ‘Solo un poco aquí’, de María Ospina Pizano, donde los animales ven invadidos sus espacios por los humanos.)
Mira que soy bastante bichófoba, pero a veces hay cosas que te hacen repensar algunas de tus fobias.
Mucha suerte Aurora ♣
Esa es la fobia exactamente: el animalito fuera de su sitio y la humana sin saber qué hacer, completamente paralizada. No había escuchado ese libro. Tendré que echarle un ojo. Muchas gracias por tu comentario, Esperanza. Un abrazo fuerte.
Inquietante y muy buen relato. Enhorabuena, Aurora.
Si he conseguido inquietarte, misión cumplida. Muchas gracias, un abrazo fuerte.
Después de leer tu relato, no sé quién tiene más miedo si la protagonista o el pájaro. Jajaja. Muy buen micro, Aurora. Enhorabuena y mucha suerte. Besos.
Pues la verdad es que están los dos «atacaditos», pobres. Muchas gracias, Pilar. Un abrazaco.
Esa sensación de agobio de la protagonista de tu historia es muy real, o más bien la has hecho realista de forma magistral, logrando que empaticemos con ella, y dejando el hueco suficiente para que elucubremos qué se habrá colado en la habitación. Inquietante a la par que divertido. Me gusta mucho, Aurora. Un abrazo