34. El legado (towanda)
Abuelo siempre olía a pólvora. Sentado en su sillón orejero, consumía largas jornadas mimando las figuras que componían la maqueta de su batalla. Contiendas de pinceles, cepillos, lijas y esmaltes para otorgar identidad a centenares de aguerridos soldados y a decenas de cañones de diferentes libras. Calzaba botas militares y dirigía los despliegues de tropas desde su viejo catalejo.
Anochecía cuando avisó a abuela para mostrarle el último cañón. Ella bisbiseó algún cariñoso reproche, maldiciendo el poco tiempo que le dedicaba. Él, avergonzado, la sentó en su regazo y susurrándole hermosas palabras de amor, a las que no acostumbraba, se quedó dormido. Fue su manera de decirle adiós.
Con el tiempo, descubrí detalles sorprendentes en sus figuritas de plomo. Un mismo rostro repetido, una y otra vez, en la cara de cada soldado: el de abuela. Y en correajes, casacas, bocamangas o escarapelas, un testamento de poesía cincelado en minúsculas letras que hizo feliz a su enamorada hasta que nos dejó.
Los domingos son una fiesta cuando vienen mis nietos. Tomo posesión del sillón del abuelo, me calzo sus botas y, a través del catalejo, les narro batallas de amor y plomo, y todo recupera ese añorado olor a pólvora.
¡Ay, qué dulce y qué bonito!
Pero yo hubiera querido que el abuelo la hubiera compartido en persona con la abuelilla.
Towy, un relato que deja un buen gusto y que (a mí) tras leerlo se me ha escapado un suspiro.
Un abrazo y toda la suerte para ti.
Hola, Virtudes.
Siempre es mejor compartir los sentimientos en persona, pero este abuelo no pudo o no supo hacerlo.
Gracias, bonita. Me alegro por ese suspiro que se te ha escapado.
Un besazo enorme.
Precioso. Sospecho que la abuela era conocedora de ese secreto y mientras ella estaba en sus cosas sabía que él creaba batallas de amor con sus soldados. Un amor de sueño has contado aquí, me encantó Towanda.
Hola, Yashira.
¿Tú crees que la abuela lo sabía? No lo sé, podría ser aunque yo creo que no.
Un beso muy grande y agradecidísima por tu comentario.
Las batallitas agradan a los niños, pero sobre todo a quien las cuenta. fabuloso.
Un saludo
JM
Hola, JM.
Coincido contigo. Nadie mejor que un abuelo y un nieto para crear ese mundo de batallas.
Besos y muchas gracias.
¡Precioso Towanda! Es tanto el amor que sostiene la batalla de la vida del abuelo, que no puede quedarse encerrado entre sus figuritas y un derroche de ternura nos inunda al leerlo.
¡Te felicito campeona!
Hola, María Pilar.
He querido crear un amor que trascendiera más allá de esas palabras, que nunca decía, y perdurara como un legado familiar.
Muchísimas gracias por comentar y millones de besos: muak.
Sabes qué? me parece que tenemos delante al posible relato ganador de la propuesta cañonera del mes.
Me ha gustado, creo, más que ninguno de los que te he leído hasta ahora. Tengo la sensación de que cada vez los escribes más auténticoa y más llenos de sentimiento.
Lo siguiente que diría es que para qué moslestarse en escribir después de leer algo así.
En fin voy a ver la comida, no sea que encima se me queme.
Un besazo.
Hola, Asun.
Sentimientos a flor de piel que todos vamos dejando en cada cosa que escribimos. ¡Menudo comentario!, te has pasado…
En fin, muchísimas gracias y millones de besos.
Aunque yo recuerdo otros TAN buenos como este, suscribo las palabras de nuestra amiga Asun.
¡Precioso, Towanda!, «susurrándole hermosas palabras de amor», ¿habrá muerte más dulce?.
Tú no necesitas suerte… pero sí amigas con quien compartir tus premios, 😉
Un beso enorme.
Hola, Rosy.
Me alegro de que te haya gustado porque no estaba muy segura de volcar tantos sentimientos personales en un cuento. Este mes tenía clara desde el principio la historia, aunque desde perspectivas diferentes. Al final, se impuso esta.
Gracias, amiga.
Un besazo enorme.
Resulta muy entrañable todo lo relacionado con los abuelos, y este relato es muy conmovedor e ingenioso.
Te felicito, María Sergia.
Hola, María Jesús.
Así es. Los abuelos son siempre entrañables y cuando además son capaces de contarnos batallitas, mucho más.
Gracias y un abrazo.
Tierno y precioso, Towanda. Un abrazo.
Hola, Concha.
Me alegro mucho de eso.
Un beso fuerte y muchísimas gracias.
El abuelo (o la abuela, no sé) haciendo honores a su abuelo: compartiendo el legado con sus nietos. Como si el tiempo fuese un suspiro. Entrañable.
Hola, Edita.
Qué bonito, «como si el tiempo fuese un suspiro». Así parece para ese nieto y para sus nietos.
Gracias, me encanta esa frase.
Un besazo.
Maravillosa concepción del amor y de los abuelos narrada con maestria y ternura. He coincidido contigo, y supongo que con alguno más, al tomar al abuelo como protagonista de la historia pero el giro romántico-poético que has sabido imprimirle, lo hace magnífico. Felicidades, me encantó.
Hola, Esther.
Ya te he leído y es cierto que coincidimos en nuestro personaje, quizá para suplir la falta de ternura a un tema que, por las connotaciones que nos inspira, no lo es tanto.
Gracias, guapa.
Besos.
Una maravillosa historia de amor, Towanda. Me gusta mucho.
Besos.
Hola, Inés.
Las historias de amor al final nos llegan y nos dejan ese poso amable en el interior.
Gracias y me alegro de que te gustara.
Besos y abrazos= besabrazos.
Una delicia de historia de amor. Esos abuelos que nos has descrito con tanto cariño se me han metido bajo la piel. Cómo disfruto con tus relatos, Towanda. Gracias.
Hola, Belén.
Me alegro mucho de lo que dices, porque no estaba muy segura del texto. Siempre pasa, o me pasa a mí, que no acabo de encontrar las palabras que mejor cuenten la historia.
Eres generosísima y te mereces un potosí.
Besos enormes y muy agradecida por tu comentario.
Yuuuuju!
Precioso, Towanda
GRacias, Ezequiel.
Un abrazo enorme.
Preciosa historia de amor entorno a un tema que de entrada suele presuponer dolor y guerra.
Ese abuelo que nos retratas ha demostrado el amor tan grande que siente hacia su esposa reflejándolo en su afición más querida y dejando así su legado para siempre. Hermoso relato Towanda, como todos los tuyos.
Espero verte en la Microquedada. Besos. Gloria
Hola, Gloria.
Un amor, el del abuelo, que trasciende el tiempo y que, aunque no se lo dijo con palabras al oído, supo plasmar en su legado para que nunca lo olvidara.
Gracias, guapa.
Nos vemos en la Microquedada, claro que sí.
Un beso muy fuerte.
El olor a pólvora puede asociarse con la muerte, pero la manera en cómo está contada esta historia y el amor que destila la misma, produce placer el respirarlo. Hermoso relato, Towanda, de podio. Otro ejemplo de su talento como escritora.
Saludos.
Hola, Beto.
Así es. Hay olores que identificamos con unas situaciones u otras, dependiendo del momento en que los hayamos percibido. Aquí la pólvora es un nexo de puro amor. Así quise que fuera y me alegro mucho de que así lo hayas sentido.
Un abrazo muy grande y gracias siempre.
Towy, pero qué bonito y entrañable. Preciosa historia muy bien narrada.
Un beso
Hola, Blanca.
Gracias, me alegro muchísimo que te parezca todo eso.
Un beso grande, grande.
Por más relatos que pueda llegar a leer, continua fascinándome la infinita capacidad de crear historias, pero algunas veces, además, son tan…chulas.
En fin, Towanda, que me ha gustado mucho.
Saludos cordiales.
Hola, Carles.
Me alegro de eso porque, de un mismo tema, cada cual nos sacamos una historia diferente de la chistera. Y eso es mágico.
Un abrazo y muchas gracias.
me ha gustado mucho tu micro. colorido pero triste, un adiós con amor y un nieto que que no perdió el aroma del abuelo, buena narrativa.
Hola, Silvia.
Todos los adioses son duros, sobre todo cuando no los tienes previstos, pero creo que -en este caso- el abuelo hizo un legado para que los sentimientos perduraran.
Un abrazo muy grande.
Tu relato rezuma ternura sin llegar a caer, para nada, en la ñoñería. Esta Towi de premio en premio, y no se cansa. Ni nosotros tampoco de leerte.
Besoabrazo.
Hola, Rafa,
Me alegro porque no quise hacer un relato-pastel, sino todo lo contrario.
Muchísimas gracias y besabrazo de vuelta para ti.
Una preciosa historia de amor silenciado, contada con gran maestría. En cada frase desprendes una ternura que se siente y agrada encontrarse con ella. Un final sin final, ya que durante generaciones se revivirá ese amor en las figuritas de plomo que el abuelo creó una a una, mostrando su adoración sin palabras, por la que fue el amor de su vida.
¡Pero que bonito Towi!Me encanta como escribes.
Un besazo inmenso bomboncito.
Hola, Mª Belén.
Un comentario, el tuyo, que resume una de mis intenciones y es ese final sin final para un amor que trasciende más allá de la vida.
Gracias, por cada palabra y por ese cariño y entusiasmo que tienes siempre para dar y repartir.
Un beso inmenso.
towanda, bonita historia, casi tan real como la vida misma, donde repetimos muchos esquemas aprendidos de nuestros mayores
Hola, Calamanda.
También es cierto lo que comentas. En cuántas ocasiones repetimos fórmulas que les sirvieron a nuestros padres o a nuestros abuelos.
Gracias, guapa.
Un beso gordísimo.
Eres la mejor, pero sobre todo, cincelando entrañables historias de viejitos adorables. Un milbeso.
Hola, Loren.
Acepto el milbeso de diezmil amores, muchísimas gracias en este lunes en el que me temo que me he vuelto a resfriar.
Muak.
Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh Towanda…¡queeeeeeeeeeeee bonitooooooooo!
Me ha encantado. Y no es ni noño, ni pastelón, ni «abuelítico»…es simple y perfectamente bonito.
Hola, Reve Llyn.
Genial, me alegro muchísimo de que te gustara.
Un beso enorme para ti.
Wanda que bonito,te salió un relato precioso, entrañable, la unión entre los abuelos y los nietos siempre es agradable de presenciar.
Un besazo enorme y suerte.
Hola, Puri.
Así es. Son lazos familiares muy grandes los que se tejen entre abuelos y nietos.
Muchísimas gracias y besos de vuelta para ti.
Muchas gracias, Ana.
Nos llevaremos muchas sorpresas entonces cuando lo desentierren todo.
Un beso muy grande.
Un relato bello hasta doler, Towanda. Hace tiempo que has dado el paso de conjugar sentimientos a convertir textos en verdaderas joyas de la alquimia más refinada. El cuento es entrañable, igual que sus personajes, igual que lo que explica y lo que no explica pero sí transciende. Me ha gustado un montón, y me parece de releer y compartir. Un mes más, nos has hecho un regalo a todos. Agradecido te quedo y te mando junto a mi admiración más sincera, un abrazobeso hiperdimensional de color a escoger. Mucha suerte 🙂 🙂
Hola, Juan Antonio.
Pues me haces engordar con tu comentario y eso no es bueno porque se acerca el verano.
En fin, que me alegra mucho todo lo que dices, que andaba un poquillo baja y me has subido mucho el ánimo y que acepto ese abrazobeso hiperdimensional y te envío otro de vuelta.
¡Gracias!
Towanda, nunca pensé que el olor a pólvora pudiera ser tan dulce. Qué cuentito hermoso el tuyo. Imagino a la abuela arrepentida de no haberse acercado nunca a aquel ejército que no era otra cosa que una declaración de amor eterno. Y a ese abuelo que no vocalizaba sino que escribía en sus soldados las palabras que le dictabae su tierno corazón. Qué lindo. Una lección para mi. Desde ahora pararé más ante cada planta del jardín al que acuso de robarme el tiempo de mi marido. Tal vez ellas también tienen mensajitos de amor que no más son para mi… Gracias por eso y por la delicia de leerte!
Hola, María.
Para el protagonista el olor a pólvora es evocador de su niñez, de su abuelo, de su vida.
Gracias por ese comentario tan bonito. Tienes que fijarte más en el jardín de tu marido porque quién sabe…
Un beso enormísimo.
Pd: Intenta solucionar lo de los comentarios de tu micro porque no se pueden dejar y me encantaría escribirte uno.
Gracias por contarme lo que está sucediendo con mi texto. Beso grande!!!
Ya, linda. Creo que ya arreglé el asunto. Mil gracias!!!
Este relato debe estar en el libro, sin más. A mí me ha gustado mucho el romanticismo heredado (me hubiera gustado más, como historia, si en vez de tanto batallar hubiera dedicado más tiempo a la abuela), pero como relato tiene una gran fuerza y una gran elipsis. La primera frase me gusta un montón, también las batallas de amor y plomo. En fin, que ya estás en Santander.
Hola, Ximens.
Gracias por tu comentario.
Como ya sabes he estado quince días o más sin teléfono ni internet y ahora se me acumula el trabajo.
Un beso muy grande.
Towanda, entrañable y conmovedor. Recreaba guerras, pero su batalla más importante era no saber compartir palabras y sentimientos. Me ha encantado. Abrazos.
Hola, Salvador.
Nadie es perfecto y este hombre tenía ese «pero».
Gracias por tus palabras.
Un abrazo.
Un relato muy bello y bueno como todos los tuyos.
Abrazos.
Hola, María.
Gracias, guapa.
Un beso enormísimo.
Cada uno demostramos nuestros sentimientos como podemos, como nos atrevemos, como nos han educado, como… Y no siempre coincide con lo que la persona amada espera recibir… Como tan genialmente nos cuenta este relato.
Towanda, tú si que eres experta en dar al lector lo que le llena.
Un abrazooo grande
Hola, Amparo.
Tienes razón. No es sencillo manifestar abiertamente los sentimientos. A mí me cuesta mucho.
Gracias, bonita.
Un beso muy grande.
Felicidades, Towi. Ya lo dijo el profeta el 21 de abril -más arriba- «de premio en premio». A disfrutarlo.
Gracias, Rafa. Es cierto que fuiste profeta, así que ¡genial!
Unos abrazos enormes.
¡Enhorabuena!
Gracias, María José.
Besotes.
Enhorabuena, Tow, y yo también fui profeta, pero así me las den todas.
Gracias, Ximens.
Eso digo yo.
Abrazos grandes.