352. AMANECER EN EL BOSQUE, de Hiedra 2
Amanece. El sol se dispone a inaugurar el nuevo día. Los primeros rayos logran atravesar las gotas de rocío que cubren, como un cendal invisible, los altos castaños centenarios, preñados de hermosos frutos todavía por abrir.
Al pie, la niebla, que ha prestado su manto de blanco algodón a la tierra dormida, comienza a clarear sorprendiendo a la mañana como se despereza mientras la noche se bate en retirada y tras ella los jabalíes que escarbaban buscando alimento, las vigilantes aves nocturnas y la manada de ciervos que ramoneaban en silencio los renuevos y briznas de hierba. Todos se mimetizan con el alborear de la mañana.
Retirado el velo a la oscuridad, la mañana pinta de colores el bosque, este en agradecimiento ofrece morada a los animales que buscan protección de los rayos del sol y agua para refrescarse o simplemente ayudar a despabilar sus cuerpos aún adormilados.
El tránsito hacia la luz cierra las puertas al sueño mientras la aurora, testigo mudo del nacimiento del arco iris gestado por la naciente luz del sol al atravesar los millones de gotas de agua del ambiente, nos invita a colmar nuestros sentidos de naturaleza.
Indudablemente manejas muy bien el léxico y recreas con minuciosidad de persona muy observadora el amanecer de la naturaleza. Luminoso relato, con olor y tacto de hierbas.