37. INVIERNO, de Ent
Habían caído bolas de naftalina del cielo, Wis se preguntaba cómo era posible que aquel granizo fuera tan perfecto y tan helado. El ruido de la tormenta en el tejado y en los cristales ensordecía cualquier otro sonido aislado. Pero le pareció oír algo distinto en el exterior. Ella desconocía el miedo. Era valiente y atrevida, por eso no le importaba vivir en el bosque, en lo alto de la montaña, sola y alejada de la aldea; al contrario, le encantaba, podía explorar mejor el infinito sintiéndose más pequeña. Así que salió a la oscuridad a ver qué ocurría. Una de las ramas del arce gigante que se hallaba a la entrada se había quebrado por el azote del viento. La oscuridad absoluta era la dueña del espacio. «¿Y si ahora una sombra…?» -pensó-, pero se rió de su propia ocurrencia, al instante. Siempre inventando situaciones al límite de lo humanamente soportable. Volvió de nuevo al interior de su casa, atizó los leños de la chimenea y continuó escribiendo en paz su relato de terror.
me encanta la idea que manejas de la ferocidad del tiempo exterior y del universo interior mientras reina la calma en el intermediario. me gustó
A mí me encanta también esta mezcla de terrores y la paz de la protagonista. Felicidades.
Jui, me gusta, casi has acertado donde vivo y todo, jeje. Y salir al exterior en busca de inspiración terrorífica….Un beso
Precioso cuento Ent. A mí me gusta «y continuó escribiendo en paz su relato de terror». Je, je..