381. EL DULCE RUIDO DEL BOSQUE, de Lenga
En la recepción le dieron la flauta. Ni una nota. Había rechazado el regalo del luthier, desde el pedestal al que la fama la había alzado, pero allí estaba.
-¿Cómo se le ocurre que YO voy a tocar una flauta dulce en el escenario? Entre mis dedos ya solo baila el metal de las flautas más prestigiosas.
Tocó en la Selva de Oza solo porque su familia procedía del Pirineo aragonés. De entre el público entusiasmado surgió un espectador que quería regalarle una de las flautas que él mismo creaba. Un luthier admirado en su profesión, conocedor del origen de cada flauta de madera y de su preciso sonido. La madera de la que los árboles se desprendían en invierno, que él recogía en sus largos paseos por el bosque, servía para crear la flauta dulce. No veía una forma mejor de volver a dar vida a una parte del árbol.
Inconscientemente posó sus labios en la embocadura, deslizó el aire y sus dedos dibujaron una nota intensa. La claridad de sus armónicos le recordaba el agua cristalina del río en su pueblo. De repente, era otra vez la niña que escuchaba las melodías siempre inéditas del bosque. Y sonrió.
-¿Cómo se le ocurre que YO voy a tocar una flauta dulce en el escenario? Entre mis dedos ya solo baila el metal de las flautas más prestigiosas.
Tocó en la Selva de Oza solo porque su familia procedía del Pirineo aragonés. De entre el público entusiasmado surgió un espectador que quería regalarle una de las flautas que él mismo creaba. Un luthier admirado en su profesión, conocedor del origen de cada flauta de madera y de su preciso sonido. La madera de la que los árboles se desprendían en invierno, que él recogía en sus largos paseos por el bosque, servía para crear la flauta dulce. No veía una forma mejor de volver a dar vida a una parte del árbol.
Inconscientemente posó sus labios en la embocadura, deslizó el aire y sus dedos dibujaron una nota intensa. La claridad de sus armónicos le recordaba el agua cristalina del río en su pueblo. De repente, era otra vez la niña que escuchaba las melodías siempre inéditas del bosque. Y sonrió.