4.- Confusión. (Alvaro Abad)
Me sorprendo bajando la cuesta cuando ya había empezado a subirla. El proceso comienza de nuevo sin previo aviso y sus efectos son inmediatos. Las pendientes basculan sobre su eje central y, como los balancines de los parques infantiles, bajan su parte superior y elevan la inferior. Desafiando cualquier lógica, los inamovibles principios de la física dejan paso al absurdo y las calles rectas se tornan curvas creando un nuevo e irracional enunciado sobre la flexibilidad de lo que tradicionalmente se creía inflexible. Las curvas se estiran generando nuevas avenidas con una perfecta perspectiva mientras un nuevo y claramente definido punto de fuga aparece en el fascinante pero turbador horizonte ondulado.
Permanezco inmóvil porque no quiero bajar hacia arriba ni subir cuestas abajo. No estoy preparado para ver cómo las colinas se hunden hasta formar nuevos valles y cómo los ríos comienzan a escalar escarpadas montañas. No asumo que los arboles extiendan sus raíces al sol ni que las azoteas bajen para formar nuevas plazas.
Miro hacia atrás mientras la lluvia brota del empedrado de la calle y puedo ver la sombra de una niña que, confundida como yo, no sabe si tiene que ir o si tiene que volver.
Alvaro, qué historia tan buena y tan bien contada. Suerte y saludos
Muchas gracias Calamanda, muy amable, en tu línea… Suerte y un abrazo.