40. Perdición nórdica (Eva García)
Llevaba foto en el móvil, la referencia y los 14,99 (15 para ser exactos) en el bolsillo. Acerté con la entrada y me aseguraron que encontraría la salida, aunque enseguida noté que el lugar estaba diseñado para confundirse: había rincones que invitaban a reposar, a leer e incluso a dormir. Pronto me obnubilaron miles de colores y formas, ingeniosos sistemas, espacios imposibles e intrigantes artilugios. Enloquecí: deseaba poseer muchos objetos que, de repente, consideraba absolutamente imprescindibles en mi vida. A pesar de las flechas, atajos y planos, pasé horas dando vueltas en aquel laberinto, sin encontrar el BARNSLIG verde para el cuarto de Martina, mientras llenaba la bolsa de tesoros y anotaba febrilmente números con un minilápiz en un papelito, como había visto hacer a un señor muy serio.
Me sentía feliz e ilusionado cuando alcancé el final portando innumerables cajas y cachivaches. Ni siquiera miré el importe cargado en la tarjeta; aquel bienestar no tenía precio, pensé.
Pero Marga no opinó igual: gritó hasta quedarse afónica y me echó de casa sin que pudiera impresionarla montando aquellas maravillas. Lo peor fue que, cuando pregunté si estaba enfadada por no haber encontrado el dichoso espejo, se había hecho la sueca.
Ikea ha puesto en crisis el significado de «hacerse el sueco» je je.
Muy bueno Salamandra, me he reído un rato recordándome perdido por ese laberinto.
Un besazo.
Yo creo que hacerse el sueco nunca estará en crisis, ja,ja,ja, si acaso puede haber diversificado el significado. Si he logrado que te rias un rato, doy por buena la idea, Un besote.
Bienvenida a la república independiente de tu casa!! Una vez, solo una, entré en ese laberinto. Afortunadamente, encontré la salida sin consecuencias para mi bolsillo.
Muy divertido.
Abrazo.
Hubo una época en la que ir de visita a las nuevas casas de los amigos que iban independizándose era déjà vu tras déjà vu, ja,ja. Gracias, Aurora. Abrazo.
Qué tal denuncia sobre el laberinto del que muy pocos logran escapar. Casi me he visto inmersa en el «bienestar». ¡Felicidades! (Por cierto, hasta acá no llega Ikea, así que ni idea de lo que significa «hacerse sueco o sueca» últimamente…)
Que yo sepa, hacerse el sueco o sueca es lo que ha sido toda la vida, fingir que la cosa no va contigo. Quizá ‘gracias’ al Ikea ahora sea hacerse un experto montador de muebles,ja,ja. Gracias María. Un beso.
Tengo que confesar que no me gustan nada los anuncios de ikea, no los soporto. En cambio tu relato me ha encantado, desde luego ese lugar es todo un laberinto.
Besos, Eva.
Hola Inés, mientras solo veas los anuncios no hay peligro de perder el norte, ja,ja. Besos y gracias por tus palabras.
IKEA MOLA!
VIVAN LAS SUECAS!!! (decir con voz de José Luis López Vázquez).
En casa ya tengo una librería Fronstron, una camilla Termung, un perro Smorten y unos calzoncillos Krusfins.
Y soy feliz.
Y el día que acabe de montarlos ya será la bomba…
Ingenioso relato. Al parecer en ese chiringo se pierden.
Tú nos has guiado magistralmente.
Un besazo y enhorabuena
Perder el norte no es tan difícil, querido. Enhorabuena por tu mención de Mayo y mañana pórtate bien y no te quites los Krusfins para corretear por la muralla :P.
Un besote y enhorabuena a ti.
Has hecho la descripción de una cadena de comercios montados arquitectónicamente como un auténtico laberinto, cuyos estudiados recovecos incitan al consumismo.
Un texto que sabe extraer magia de un episodio cotidiano.
Suerte y un saludo.
Hola Ángel, el chico de moda que todo lo gana ;)Pues si, está estudiadísimo para que no te pierdas ni un rincón. Gracias por tus palabras, suerte a ti tambén y un abrazo,
Divertido y ameno relato.Saludos Eva de uno q nunca entró en Ikea a pesar de pasar por su puerta muchas veces.
Hola Bluess. Pues yo soy de las que piensa que para hablar de las cosas hay que conocerlas o haberlas probado, y confieso que me he dejado arrastrar al Ikea, sí. Pero tú haces bien no entrando, como ves, es fácil perderse… Gracias por pasarte y un saludo.
Hola, Eva.
Ya lo creo que es una perdición, jajaja. Una vez he ido, una vez y prometí no volver más. Me cogí mi lápiz, el papelujo y dando vueltas y apuntando referencias. A mí lo que me gusta es coger un carrito e ir echando las cosas, jolínes. Luego, otra cosa peor, que los caminos no son de vuelta, osea que si entras por ENTRADA, tienes que hacer todo el recorrido y salir por SALIDA… ¡Vamos, un horror!
Me gusta desde el título a todo lo demás. Un laberinto horroroso.
Que la suerte te acompañe, reguapa.
Un besazo.
Hola Towi, este mes me apetecía relajarme llevándoos de compras. Te vuelvo a felicitar por esa merecida mención. Pos si, si entras, sales, pero tienes que recorrerlo todito, ja,ja,ja. Un beso corazón, y gracias.
Me lo he pasado muy bien en tu laberinto, Eva. La primera vez que fui a Ikea llevaba la firme determinación de no comprar absolutamente nada, pero además de perderme (cosa nada extraña en mí, también me pasa en aeropuertos, etc. jejeje), acabé comprando un espejo y no sé cuántas cosas más. Así que entiendo muy bien a tu protagonista. Menos mal que no le cogí el gustillo porque, la verdad, sólo habré ido cuatro o cinco veces más. Eso sí, ¡siempre me pierdo!! Besos y mucha suerte.
Hola compi, es que hay aeropuertos y aeropuertos, ja,ja,ja. hay que tenerlo muy claro para no picar; siempre se encuentra algo curioso. Besos grandotes.
Has construído el decálogo perfecto de la sociedad de consumo. No hace mucho escuché no sé dónde que la mejor campaña comercial o una de las más conseguida era Ikea. «vive en 30 mts cuadrados, siéntete feliz por ello y encima llénalo con nuestros trastos». Creo que tu laberinto no se queda solo en los pasillos de la tienda. Nos has dado un paseo por los vericuetos del pensamiento humano y de su (muchas veces) absurdo proceder. Lo has montado con gusto, le has puesto unos tirafondos de originalidad del 12 y lo has barnizado con un ritmo suave pero harmónico. ¿sabes qué?. Que yo también lo compro :). Mucha suerte.
Hola Juan Antonio. Siempre diciendo cosas tan bonitas 😉 Y eso que el pobre llevaba todo masticadito y solo le tenía que sobrar un céntimo, pero aún así, el márketing comercial sueco pudo con él y le hizo perder el sentido y el norte. ¿Lo compras? pues te lo vendo barato, total no creo que lovenda en ninguna parte más, ja,ja,ja. Gracias y un beso.
Eva, como ocurre a menudo despues de disfrutarlo viene el coste que hay que pagar; bien reflejada esa situacion; suerte y saludos.
Hola Calamanda, si todo tiene un precio en la vida. Gracias y un abrazo.
Eva, qué ingenio!! Emular Ikea con un laberinto y tienes toda la razón!! Si entras, ya no sales por donde has venido. Te toca cruzar el laberinto entero y siempre sales con más peso del que entraste, pero muchas veces sin lo que de verdad necesitabas. Pobrecita el novio con lo ilusionado que iba y la novia que se queda sin su BARNSLIG. Mucha suerte, Eva. Un tema muy de actualidad esto de la república independiente de mi casa.
bueno,Lorenzo yo los veía más casados y con una hija llamada Martina, ja,ja. Gracias por pasarte por mi república. Besos.
Eva, original y divertido tu laberinto, lleno de «manitas» dispuestos a revolucionar su hogar; unos salen escamados como el protagonista de tu historia, y otros no se aclaran a montarlos, jajaja. Abrazos y suerte.
Es realmente tentador, sobre todo si tienes un minipiso que amueblar, ja,ja,ja. Besos y gracias.
Hasta Teseo se hubiera perdido en ese laberinto. Bueno y ocurrente relato, me gusta. Suerte.
Saludos.
Hola Beto, cualquiera enloquece con tanta artimaña, Me alegra que te guste. Gracias y un beso.
Laberinto contemporaneo en el que muchos nos hemis visto atrapados en algun momento. La diferencia es que en este si que marcan claramente donde esta la salida…probablemente solo para que puedas volver! Muy ingenioso y bien contado
reyes
Y además en la salida te ofrecen refrigerios por si quieres tomar fuerzas y volver a entrar, je,je,je . Gracias y un abrazo.
Cómo me he reído, Eva, me ha parecido un relato estupendo. No me gustan las tiendas nórdicas con aspecto laberíntico, quizá sea por eso. Enhorabuena.
Pues tu risa vale el esfuerzo. entre tú y yo, esos lugares son trampas, ja,ja. Gracias y un abrazo.
¡Pero qué gracioso! Me veía a mí misma la primera vez. Con una gran diferencia: que con llegar al final del laberinto ya tuve bastante y no gasté un céntimo.
Pues si he logrado divertiros un poco, ya me doy por contenta. Yo la primera vez que fui aluciné con la soltura con la que se manejaban los demás. Besos
Muy bueno Eva. Me he visto en esos interminables pasillos sin vuelta atrás que me producen autentica claustrofobia. Cierre con toque de humor que hace que relato sea redondo.
Suerte, un beso.
Ahh pues intenta ir marcha atrás y contracorriente ¡es casi divertido!. besos y gracias.
Hola Anita, me encanta que aprecies el doble juego del título. Como siempre, perspicaz. Un besote y gracias por tu visita.
Genial. Nos llevas a un laberinto conocido, pero lo has decorado con tanto gusto y sentido del humor, que al final me he comprado un trasto para colgar los utensilios de cocina, un medidor de raciones de espagueti y un jarrón superchulo. Ah! y tu relato, por supuesto, es que estaba muy bien de precio.
Suerte y besos
Hola Anna, Si en el fondo son ingeniosos los jodíos, ja,ja,ja. Gracia spor tus palabras, besos y suerte a ti también.
Muy divertido, me he sentido muy identificada. Estos almacenes me parecen laberínticos de veras, y las veces que he ido nunca he encontrado lo que buscaba. Me encanta el título, lleva a pensar en otra cosa, o será el calor que hace ya por aquí… Besotes y suerte.
Hola Ana, creo que el Ikea es para encontrar precisamente lo que no buscas ni imaginas 😀 . Que suerte de calor, aquí aún seguimosperdidos en el frío norte… Besazos y gracias.
Jajajaja y quién no se ha vuelto loc@ alguna vez entrando en ikea.
Muy bueno.
¡Suerte!, Eva.
¡Pues alguien habrá que no, Rosy! ja,ja,ja. Gracias guapa. Un beso.
Recién la semana pasada me arrastraron a ese sitio. Fue maratoniano, me dejó para el arrastre y comprendo al protagonista, es fácil picar ahí, menos mal que iba sin bolso, jajaja. Muy divertido, me he reído recordándome ahí con tu texto.
Mucha suerte.
Besitos
Hola Ely. Si coges bolsa amarilla y llevas dinero ¡estás perdido! Y como se te ocurra coger lápiz, metro y papelito, un horror. Un beso preciosa.
Rayos, que no me había pasado por aquí. Yo cuando voy al Ikea me llevo un bocata, el botiquín, una navaja suiza y la pistola de bengalas. Que sí, que estará muy bien estudiado, será el modelo perfecto, pero liante es mucho, mucho. Relato ameno, divertido y si quieres con fondo. Muchísima suerte para principios de mes, querida.
Superbesísimos.
Hombre, decía yo, a mi me falta algo por aquí. Caro te vendes, colega. Y sí, quiero con fondo :p . Biquísimos.