41. DOS CORAZONES
El último tsunami que asoló el pueblo dejó la plaza sembrada de caracolas, un tridente oxidado y un viejo lobo de mar con un parche en el ojo y un corazón tatuado a la altura del suyo. Pronto nos hicimos adictos a sus historias de batallas sangrientas, piratería y abordajes imposibles. Pero el viejo, que aseguraba tener cientos de amaneceres, se apagaba día a día al tiempo que sus historias trepidantes y cargadas de aventuras se iban edulcorando hasta convertirse en anodinos cuentos rosas. La última que nos contó hablaba de un amor imposible y le llenó los ojos de lágrimas, igualándolo con los demás viejos que lloran sus recuerdos. Perdió nuestro interés y desapareció. En su lugar hallamos un corazón viejo y descolorido, casi rosa.
Nadie se salva, ni el más rudo y sanguinario pirata, todos los corazones son susceptibles de ser tocados por esa magia que llamamos amor. Quien lo ha probado nunca lo olvida. Otra cosa es tener suerte y ser correspondido. Tu personaje, tan duro como entrañable, demuestra que tiene el mismo talón de Aquiles que cualquiera, que tal vez su vida aventurera no fue sino un escape por culpa, quizá, de lo que una vez sintió y no pudo ser, transformándose de hombre herido en agresor, para intentar sobrevivir. Describes muy cómo ese ropaje, a medida que intuye su final, se deshace poco a poco hasta quedar su esencia auténtica, esa que ocultó a todos, incluso a sí mismo, pero la verdad siempre prevalece.
Bonita y bien contada historia, Yolanda, con ingredientes para atraer el interés de quien la lea.
Un abrazo de verano y suerte
Gracias Ángel por tu acertado análisis y comentario, al final el corazón de verdad es el que muere, ese tocado por la supuesta ñoñería, el tipo duro desaparece con su corazón «de repuesto» ese que tatuó.
Fuerte abrazo.
Somos en cierta medida las historias que contamos. Un punto de vista para tu relato muy original, Yolanda. He disfrutado mucho. Suerte!
A cierta edad, nos interesan más las historias de aventuras que las de amor, y así son también nuestras lecturas. Otros atraviesan una etapa romántica en la que solo les interesa la novela rosa. Pero al final, todos estamos formados de mil sustancias, como ese viejo lobo de mar que encandila con sus aventuras pero que también esconde un corazón. Así somos y así son las historias que nos atrapan, y también las que contamos o escribimos.
Me gusta mucho tu lobo de mar.
Suerte y un abrazo,
Hola, Yolanda.
Preciosa historia de desamor, en la que es posible percibir el olor a sal.
Un abrazo.