43. TERAPIA
Buenos días, me llamo Juan y soy adicto a la belleza. Buenos días Juan, repitieron diez voces fundidas en una para darle la bienvenida. Las voces pertenecían a personas con adicciones de lo más curiosas: miedo, soledad, oscuridad… Todos y cada uno de ellos se sintieron un escalón por encima del nuevo. Adicto a la belleza. Que vulgaridad.
La terapeuta de aquel grupo de extrañas adicciones invitó a Juan a desnudar los efectos de su patología.
El hombre expuso su infierno. Se ahogaba si no poseía cosas agradables a la vista, si no vivía en un lugar con un paisaje de ensueño, y qué decir de las personas que le rodeaban, le afectaba hasta el desmayo su aspecto físico no pudiendo convivir con nadie que no poseyera el don de la belleza, de hecho estaba empezando a sudar porque el adicto al miedo y otro par de asistentes no eran precisamente agradables a la vista. La terapeuta se percató de su malestar y se acercó para calmarlo. Cuando Juan tuvo sus ojazos verdes fijos en los suyos, sus manos perfectas deslizándose por su rostro y una sarta de dientes como perlas sonriéndole, supo que había elegido la mejor profesional.
Las adicciones, por definición, generan conductas esclavizantes, derivadas de una dependencia obsesiva que, para corregirse, necesita que el cerebro se reprograme de nuevo, a veces con ayuda de profesionales. La terapia de grupo, por aquello de la fuerza del conjunto, puede ser un buen remedio. El problema es cuando, quien se supone que ha de ser un instrumento clave para la solución, se convierte en una droga aún mayor, de ahí la paradoja y buena trama de este relato, basado en contradicciones y complejidades, propias de la mente humana.
Un abrazo y suerte, Yolanda
Muchas gracias Ángel por acercarte y comentar.
Fuerte abrazo.
Je,je lo de enamorarse de la teraputa( o él) y de la prosituta ya es un clásico.
Original relato Yolanda, suerte.
En este caso es además incompatible con su padecimiento.
Gracias por comentar.
Una terapia que trata adicciones de lo más singulares, especialmente la de Juan (cuyo segundo nombre supongo que será Narciso, jaja). Adicciones que escapan a las que hubiéramos podido esperar y, por eso mismo, acercan aún más al lector, lo consustancian con el micro y los personajes del micro…
¿Habrá elegido Juan, como afirma, a la mejor profesional para él? En principio así lo parece, peeerooo… 😉
Me encantó esta Terapia, YOLANDA. Muy buen micro…
Cariños,
Mariángeles
Muchas gracias por tu comentario Mari Ángeles!! Fuerte abrazo.