435. EL PARAISO, de Abeto
7.45 horas. La estación de cercanías de aquella ciudad de impronunciable nombre se atesta de gente que espera la llegada del tren para acudir al trabajo. Era otoño. Adán y Eva tenían un importante examen ese día. 8 horas. Todos suben. La pareja de novios accede al vagón de cola y se sienta junto a la ventanilla. Sacan sus apuntes para repasar. Parte el tren, alcanza su máxima velocidad. Minutos después se hace la oscuridad, el silencio más profundo.
-Tu risa me asusta-, susurra Eva a Adán.
-Antes te gustaba-, contesta él.
-Antes estábamos vivos-, replica Eva mientras se pierden en la niebla infinita del bosque de los sueños…