44. A veces el tiempo. Nunca Dios.
Su conciencia no podría soportarlo, pero continuaría con la ceremonia. El sacerdote miró fijamente los ojos tristes de la novia. Después al viejo cacique sonriente, vestido de frac. Prosiguió:
– Quien tenga alguna objeción que hable ahora o calle para siempre.
Esperó unos segundos, aunque la anciana madre del novio, tampoco el médico, los guardias civiles ni el tendero, se atrevieron a protestar.
En la calle aguardaban los familiares de la prometida. Las nubes ocultaron el sol. El cura concluía las nupcias cuando comenzó la tormenta. El primer rayo cayó sobre la espadaña.
El segundo destrozó la iglesia por completo.
Si es que ese matrimonio no podía llegar a buen puerto. Enhorabuena.
Muchas gracias Nuria.
Estoy muy torpe con esto de los comentarios en esta nueva etapa. Se me olvida activarlos. Un abrazo.
Pablo, el título me despista, pero para mí Dios ha actuado con sus armas preferidas, los elementos. Muy original. Abrazos.
Hola Salvador.
Tienes razón que es un título raro por eso del punto y las dos frases, además. Pero me gusta la afirmación, que quizá me pase de agnóstico. Muchas gracias por mencionarlo. Saludos.
Juan, muchísimas gracias, yo no soy capaz de mejorar tu comentario. Gracias también por el poema que no lo conocía.
Lo de los comentarios ya me doy cuenta que no se activan automáticos, que tengo que marcar permitir comentarios, así que lo siento, mis disculpas.
Espadaña es una de mis palabras preferidas, además que de forma casi gráfica son puntiagudas y rasgan el cielo. Saludos.
Enormes gracias Ana. Sí la verdad es que me pasé con las muertes, en este caso todos, justos y pecadores. Saludos.
Eso les pasa por ser hipócritas y malos, Al final se ha hecho justicia. La verdad es que el final me gustó mucho. Buen relato, pablo y mucho cuidadin que no nos cae en la cabeza la espadaña, ja ,j aja. Un fuerte abrazo, Sotirios.
espadaña.
(Der. de espada).
1. f. Campanario de una sola pared, en la que están abiertos los huecos para colocar las campanas.
Entonces, me he equivocado, quería decir que no nos cae las campanas en la cabeza,ja ,ja ja . Gracias, Antonia, un abrazo a los dos, Sotirios.
Hola Sotirios y Antonia.
No,tenéis razón los dos, pero como nos caiga la espadaña con las campanas incluidas pues mejor decir adiós. Y con el rayo mucho más. Abrazos y gracias.
¿Quién sabe si de haberse atrevido algunos de los presentes a objetar algo en contra del casorio, hubiera evitado la devastadora accíón del rayo. En cualquier caso parece que este matrimonio estaba condenado al fracaso.
Un abrazo Pablo.
Fracaso total, eso sí. El micro también, je je. 🙂
Qué dureza la de un matrimonio forzado. No es de extrañar que se desate la tormenta. Buen micro, Pablo. Un saludo