44. EL ÁRBOL SABIO, de Ent
Nos sentábamos bajo su sombra a merendar, mientras nuestra abuela iba desgranando bellas historias que siempre, siempre sucedían en el bosque. Era la que más sabía de viejas leyendas y nos encandilaba escucharla. El árbol parecía que participara en el relato, protegiéndonos con sus inmensas ramas y aéreas raíces. Me proporcionaba seguridad.
De adolescente me gustaba pasar mis horas solitarias en aquel rincón familiar, al tiempo que le explicaba mis problemas y la incomprensión de los adultos. Me sentía apreciada.
Cuando me casé iba al bosque para visitar a mi querido amigo, y allí seguía como siempre, imponente y acogedor.
Más adelante le presenté a mis hijos para que se conocieran y era yo quien recordaba los antiguos cuentos a su cobijo.
Ahora ya, vieja y cansada, he subido por última vez a despedirme, y él, tan grandioso y majestuoso como siempre, ha mecido sus ramas afablemente en un largo adiós.
Muy emotivo. Los cuentos de la abuela podrían ser muchos de los aquí publicados…
Sí, muy emotivo. Me ha gustado la parte en final en la que el roble se despide meciendo las ramas. Enhorabuena.
Entrañable.
Precioso, entrañable, emotivo. Je,je,je…me he apropiado de todos los adjetivos porque SE LO MERECE
Ay, qué tierno. Me quedo sin palabras. A lo mejor las de la pandi me las prestan.