45.- Diez mil y un finales
La exquisita preparación de cada golpe y una reconocida destreza al cometerlos me concedían titulares cada semana. Ni las cámaras de seguridad ni los testigos eran capaces de aportar nada sobre mí. Pero, mejor o peor, todo tiene su final, como algunos libros, y el mío, al parecer, había llegado. Me atraparon dos días después de que la televisión mostrara mi retrato robot.
El juez comienza repasando la interminable lista de los hechos que se me imputan. Realmente, siempre es el mismo, repetido en mil lugares: entro con sigilo cuando el librero atiende a otro cliente, saco mi afilado cúter y amputo con precisión quirúrgica la última hoja de todos los libros a mi alcance. Decenas de ejemplares de novelas y best sellers, biografías y hasta manuales de autoayuda quedan mutilados en minutos, sin un desenlace o un final que contar. Me relamo mientras las corto delicadamente. Mi colección, convertida ahora en prueba de cargo, la componen diez mil últimas páginas vírgenes. Nadie, salvo yo, las ha leído y acariciado. Son solo mías.
El magistrado se dispone a leer mi condena. Babeo al verlo embrollarse con sus papeles. Me mira amenazante: no aparece el folio final de la sentencia.
¡Qué bueno, Alvaro! Me ha encantado ese final que hace recaer sobre el personaje todas las sospechas.
Mucha suerte. Abrazos.
Un placer contar con su comntario, maestro Olivares.
Suerte para tí también, Rafa. Abrazos (libres de virus hasta que se demuestre lo contrario 😉 )
No sabemos la condena que le cayó a este individuo. Algunos calificarían su delito de venial, no demasiado grave, porque es cierto que no ha matado a nadie, aunque sí que ha atentado contra la propiedad, de una forma tan sutil como malévola.
Esta historia tiene muchos ingredientes para triunfar. Es original, con un toque de simpatía que hace que sonriamos, aunque, también, preocupa que alguien pueda hacer algo así, menuda gracia. Tal vez sea un argumento más para pasar al libro electrónico, aunque algunos, a pesar de tenerlo y utilizarlo, nos resistimos a abandonar el papel.
Un saludo y suerte, Álvaro
Gracias por pasar por aquí, excelentísimo EDH2020, y por dejar su siempre bienvenido e instructivo mensaje. El libro electrónico… sí, creo que para por algún cajón. Salvo en algún momento concreto, no lo veo, digo, no lo leo…
Un cordial abrazo Angel.
jajjaaj ¡Qué bueno!
Me encanta el título y no me esperaba el final. Lo he leído con mucha curiosidad. ¿Se puede pedir más?
¡Suerte!
Saludosss
Gracias Nuria, por tu lectura y comentario. Un abrazo!
Tiene todas las chances de ganar tu relato, está demasiado bueno. Suerte y saludos!
Tu comentario sí que está demasiado bueno Ana Liliana. Un abrazo, y suerte también para ti.
He disfrutado mucho con la lectura de este relato, Álvaro. Te felicito. Un abrazo.
Y yo disfruto de tu amable comentario Elena.
Un abrazo, y suerte.
Una colección originalísima, acopiando desenlaces solo para él, mutilando a los demás el placer de la conclusión de las historias. Me ha encantado, Álvaro. Un abrazo.
Y a mí me ha encantado encontrarme con tu amable comentario Salvador.
Surete, y un abrazo.
Qué bueno Álvaro, y vaya personaje el tuyo! Te deseo mucha suerte. Abrazos.
Gracias Beatriz, suerte a tí también.