45. Futuro imperfecto
Me presenté antes de la hora prevista, justo cuando la familia empezaba a comer el pollo asado con patatas fritas. Ni los padres ni la niña me habían invitado, y aunque tampoco me hicieron caso, porque ni siquiera sospechaban que hoy era día de visita, pude acomodarme entre ellos y observarlos con curiosidad.
Primero me fijé en el padre, que se estaba sirviendo una generosa copa de vino. Con la alegría que la vació y las veces que fue rellenándola no me costó nada comprender cómo acabaría en un par de años.
Luego en la madre, tan sonriente, tan risueña, tan feliz en esos momentos, que fue difícil imaginarla abatida, vacilante y sedada para que no pudiera arrastrarse al balcón o subir a la azotea.
Y después en la niña. Esperé hasta que el hueso de pollo se atravesó en su garganta tras un bocado de patatas fritas que casi ni había masticado. Enseguida comenzó a patalear desesperada, como suelen hacer los que todavía no quieren venir conmigo, y luego, en cuanto pudo verme, abrió mucho los ojos. Me la llevé de allí sin perder ni un segundo. No soporto a los padres cuando se ponen a gritar.
Que la muerte es poderosa ya lo sabíamos, que entre sus potencialidades está la de predecir lo que va a suceder lo hemos conocido a través de este buen relato.
El atragantamiento de la niña provocará el alcoholismo del padre, más una tristeza sin remedio de la madre con malas consecuencias. No juzgamos a ese ente que a veces nos lo representan con capucha y guadaña, solo hace su trabajo.
Un futuro muy imperfecto es el que le espera a esta familia, reflejado en una historia que parece rozar la perfección.
Un abrazo y suerte, Rafa
Auguro mucho futuro a ese futuro tan imperfecto. Hay que ver la mala uva gasta esa señora y qué poca consideración tiene. Gran micro. Felicidades.
Tengo una duda: no sé si me gusta más el título, la historia o el final. Antes de leer este relato, estaba completamente segura de que nada es perfecto, ni siquiera el futuro. Ahora ya tengo dudas…
Gran relato, Rafa. La muerte juega siempre con las cartas marcadas, y en tu relato juega a ser ese narrador omnisciente que sabe el cuando, el como y el por qué.
Me gustó de principio a fin. Suerte.
Ángel, Javier, Edita y Alfonso: muchas gracias por vuestros amables comentarios. Me alegra que la tristeza del relato, si me permitís el oxímoron, os haya gustado.
Un abrazo.
Un relato triste lleno de humor. Es genial.
Suerte!
No me atrevería a augurar a tu relato un futuro imperfecto. Enhorabuena.
Lidia y Rafa: os doy también las gracias por vuestras palabras. Me alegro de que os haya gustado.
Un abrazo.
Guauuuuuu… ¡qué relato, hijo mío!
De todo lo que quería decirte solo voy a quedarme con una, ya que no estamos tan lejos, ¿por qué en la próxima convocatoria no soplas un poquito en ésta dirección?, igual se me pega algo…
Besote grande, para un grande, y no lo digo por tu altura… 😉
¡Pucelanaaaaa! Pues quedaremos cuando «esto» nos deje. ¿Te imaginas poder hacerlo con una cenita junto con otras pucelanas, incluso de adopción, este mismo verano, para no perder la costumbre? Soñar no cuesta, ¿no?
Y que gracias por tu comentario, con otro beso grande de vuelta.
Estoy leyendo ahora los relatos seleccionados y mencionados y comprendo perfectamente porqué está este tuyo en esa lista, Rafa. Es brutal.
Mi más sincera emhorabuena.
Muchas gracias, Salvador. Vaya estímulo que me da tu comentario para intentar seguir escribiendo.
Un abrazo.
Has convertido la muerte en un personaje siniestro que planifica con detalle sus acciones. Nunca la he imaginado de ese modo. Más bien pienso que debe ser un ente (si queremos darle un nombre), afable, que no tiene ni idea, al igual que nosotros, que puede suceder en el próximo segundo.
Sentarse ahí, fría y calculadora, pensando ya en cuando volverá a por el cabeza de familia, convierte tu relato en un corto de terror. Ya me estoy imaginando la escena y te aseguro que da escalofríos.
Decirte que me alegro mucho de saludarte y también que escribí un día un epitafio para una persona muy querida, que se titula así, como tu micro, futuro imperfecto, pero siempre lo sería sin ella.
Feliz noche.
Muchas gracias por tu comentario y tu punto de vista, Mercedes.
Ojalá nunca tuviéramos que escribir un epitafio como el que te tocó hacer a ti.
Un abrazo.
Nos sientas a la mesa de un relato con la intriga de no conocer al narrador. Mas adelante nos presentas a la parca sin nombrarla, y entonces entendemos el futuro que augura a los padres al inicio del texto. Sin saberlo al empezar a leerlo, qué triste relato…
¡Bravo, Rafa!
Un beso.
Carme.
Una historia imperfecta en un buen relato.
Suerte. Un abrazo.
Carme y Carmen: muchas gracias por vuestras visitas y los amables comentarios.
Un abrazo para cada una.