45. LAS PROMESAS DEL PADRE
Hoy, por fin, papá me ha regalado el teatro de sombras chinas. Me lo ha dejado montado y me ha confiado mis primeras figuras. «Cuídalas», me ha dicho; y se ha marchado. Son una mujer y un niño: una señora hacendosa y entregada, sin duda, y su hijo, obediente y cariñoso. Pero, cuando las he colocado tras la sábana y las he iluminado, mis certezas se han desvanecido. Ahora me parece que se mueven en un terreno ambiguo delimitado por el lienzo blanco que nos hurta a la vista sus auténticos perfiles y la luz que nos las dejaría al descubierto. Al llegar mi compañero de juegos, le he explicado mis dudas y me ha comprendido perfectamente. Entre los dos hemos ideado una historia que se ha ido desplegando ante nuestros ojos con inapelable exactitud. Hasta que ha llegado mi padre; ha sorprendido la inquietud en los ademanes de nuestras figuras y de un manotazo terrible ha derribado el teatro. Después me ha prometido pensar en algo para que logre comprender las dificultades de los seres humanos para vivir su libre albedrío. Y a Mefisto ha vuelto a echarlo de casa.
Ayyy los padres qué poco en tendemos a nuestros hijos!! Suerte-
Besicos muchos.
… como me alegro de leerte, compañero… un abrazo
Jajaja, siiiii. Leerme, pero menos. Y ya sabes cómo me alegro yo también. Abracísimos infinitos.