45. TOC. Segundo intento (Fuera de concurso)
Enero de 2021:
11 meses después…
Tras fracasar en su intento de suicidio por sus incertidumbres ortográficas, decidió apuntarse a unas clases nocturnas de un profesor trasnochado experto en lingüística. En pocos meses aprendió las normas básicas del buen escribir, y sus conocimientos se aclararon de tal forma que se sintió preparado para emprender de nuevo el último camino de su destino.
Enmarcó su flamante título junto a la foto de la causante de su inercia por quitarse la vida y volvió a poner en la pared unas líneas dignas de aquel momento: «Aquí yace el cuerpo de un hombre culto al que la tristeza y la nostalgia empujaron a abandonar este mundo por un golpe de desamor».
Contento con su brillante prosa, se subió a una silla, ató a la viga del techo una cuerda, le hizo un nudo y echó un último vistazo a su frase, que podía ser perfectamente el comienzo de una colosal novela. Imaginó entonces un argumento con el que continuar, y en ese estado de creatividad, con una sonrisa inconsciente, bajó de su patíbulo improvisado, dispuesto a escribir una obra que le hiciera inmortal y, después, si acaso, ya se suicidaría… ¿O no?
Hay que reconocer que tu protagonista, al que se le toma cariño, ha mejorado mucho de su trastorno un tanto maniático y compulsivo, aunque tal vez disculpable si se hace en aras a buscar la perfección. Sin embargo, el pobre es carne de cañón y nunca dejará de ser una persona llena de inquietud, lo cual tampoco es malo, siempre y cuando sepa canalizarlo. Está en el buen camino. Abandonar la soga por la escritura de una novela es una lúcida elección de la que saldrá algo interesante, como cautivador y sugerente es este relato, trufado de un humor muy ingenioso.
Solo queda desear al personaje que escriba una novela detrás de otra hasta que le llegue la hora por sí misma, sin que sea él quien la adelante.
He pasado un muy buen rato que te agradezco. Me sumo a los que quedan a la espera, si así lo decides, de más suicidios no consumados e igual de divertidos.
Un abrazo, Pablo
Ya lo estoy imaginando con una saga a la espalda en lugar de con una soga al cuello. Maravilloso suicida y genial historia. Espero que pase mucho tiempo antes de que le abandonen las musas: queremos más. Gracias por el texto, Pablo. Abrazos.