46. Fetiche (Susana Revuelta)
Fue verla entrar por la puerta y caer rendido a sus pies. Al principio metafóricamente, claro. Se llamaba Vanessa. No le pregunté el nombre, qué va. Fue la vieja que iba con ella quien refunfuñó:
—Tacones ni de coña, Vanessa, que pareces un pato mareao con ellos.
Vanessa, Vanessa, paladeé. Anduvo merodeando por las estanterías, cambiando de sitio los zapatos, revolviéndolo todo, y yo detrás, ordenándolo otra vez. ¡Ay, Vanessa, reina mía! En cuanto se hubo decidido, se giró y dijo «eh, tú» y yo acudí presto y feliz a su lado. Después no sé qué pasó, porque nada más entrar en su campo magnético perdí la noción del espacio y el tiempo. Un trance delicioso. Recuerdo ofrecerle una silla, arrodillarme, quitarle una chancla, sujetarle delicadamente el tobillo y deslizar en su piececito, cual Cenicienta, una sandalia de charol negro. Lo siguiente fue despertar de un zapatazo en la sien.
—¡Mamaaa, este tío asqueroso me está chupando el pinrel! —gritaba mi diosa.
Y la bruja, con mirada asesina:
—¡Tú eres gilipollas o qué!
Y tirando de mi Vanessa, Vanessa, salió dando un portazo
Después, lo de siempre. Carta de despido y vuelta a buscar empleo en otra zapatería.
Jajajajaja, qué bueno Susana, una historia muy bien hilada e hilarante. Siempre es un placer leerte. Yo no sé si participaré en esta ocasión, no me inspira nada la fotografía, pero nada, nada. Un abrazo,
Participarás, Esperanza. Solo por acercarte al nido ya has sido picada, aunque no te hayas enterao del aguijón. Aaayyy, cuánto incauto.
Susana, hay impulsos que son irrefrenables…Jajaja
Mucha suerte.
Besos apretados.
Hay mucho trastornao por ahí, Pilar, demasiado. Pienso que desde el principio de los tiempos, cuando nos salimos del guion con lo de la serpiente, el mal se implantó en nuestros genes. Lo que pasa es que nos esforzamos mucho, muchísimo, como seres civilizados, en ocultarlo/disimularlo/negarlo/censurarlo. Llámalo equis, pero todos tenemos alguna avería. Una faena lo de la manzana de Eva.
O no.
Un buen relato, Susana, muy divertido y con ese toque tan tuyo. El desenlace súper sorpresivo.
Suerte, preciosa, este relato se lo merece (aunque ya sabes que lo gracioso…).
Un besote.
Qué bonica eres, Rosy. Pienso igual con respecto a lo del humor. Qué poco éxito. Un beso, guapa.
Es muy creativo el enfoque. Me gusta mucho cómo se cuenta la historia desde la perspectiva del fetichista. También me ha encantado el tono. Enhorabuena!
Oh, qué bien, encantada, Eduardo. Disfrutar escribiendo y lograr transmitirlo al lector es lo más bonito de esto.
Un abrazo.
Muy bueno y divertido, Susana. Te confieso que a mí me han despedido ya de cientos de peluquerías. No sé, debe ser la laca, pero las permanentes me llevan de calle, ;-). Mucha suerte con esta original propuesta. Un abrazo.