469. EL PUENTE, de Yesquero
Desde tiempos inmemoriales, el río dividía el bosque y separaba dos pueblos. También separaba a Sara de un joven llamado Omar. El río era bravo. Nadie antes lo atravesó, así que Sara se resignaba contemplando a lo lejos a su amado Omar. Ni siquiera podía comunicarse con él, ya que el aislamiento extrañó las lenguas.
Un viejo del lugar consoló a la joven: “Ten paciencia. Una antigua leyenda dice que un amor verdadero unirá los dos lados del bosque”.
También el joven Omar se desesperaba. Él amaba a Sara, al igual que amaba al bosque y a su río. “Vosotros calmáis el hambre y la sed de mi pueblo, pero no podéis calmar el ardor de mi corazón”. Un día Omar tuvo una idea. Talló en una tabla su nombre y todos los caracteres de la lengua de su pueblo. Luego la lanzó al río. Sara rescató la tabla y procedió de igual manera. Los jóvenes entregaron las tablas a los sabios de sus respectivos pueblos. Cuando los sabios las estudiaron y llegaron a un conocimiento de las lenguas, los habitantes de ambos lados pudieron construir un puente de madera.
Los primeros en cruzar fueron Omar y Sara.