48. Diez monos (Lorenzo Rubio)
Entre semana, se acerca al polígono a ver si cae alguna fémina cañón ofreciéndole cocaína a cambio de sexo. A veces, solo consigue un francés; pero, cuando las invita a cristal, se lo rifan por hacerle un completo. Así, cometiendo actos impuros, consume las noches.
Durante el día no deja de blasfemar mientras piensa cómo robar para chutarse. Y es que no hay quien le contrate y menos en esas entrevistas en que se pasa más tiempo mirándole el escote a la de recursos humanos que defendiendo su currículum. Ahora los festivos trabaja de mimo, disfrazado de mono, pero solo se fotografía con las madres que le ponen cachondo.
Si se queda sin pasta para droga, visita a sus padres. Ellos se niegan a darle un solo céntimo; entonces aparecen los insultos y el saqueo hasta que sale a la calle a desquitarse. Hoy le ha dado por ir a misa, confesarse y levantar falsos testimonios. De hecho, cuando le ha dicho al párroco que tenga fe, que la pistola es de juguete y que el cañón que aprieta su sien es inofensivo, mentía; en realidad, abomina los diez mandamientos y, por eso, viene dispuesto a completar el decálogo.
Una vida destrozada la de tu protagonista y que va a destrozar a su paso otras muchas.
Me trajiste a la memoria los años 80 en los que vimos a muchos quedarse en el camino.
Saludos.
El hombre es el único animal que se deshumaniza y se convierte en otra especie: un hipopótamo no se puede deshipopotamizar y mucho menos rinocenontizarse.
Duro y real, maestro.
Un saludo
JM
Hola, Loren.
Un registro diferente a los que te conozco y que me gusta. Además con dos cañones distintos.
Veo a tu protagonista abocado al abismo, como les sucedió a tantos.
Duro y estupendo, como es ya costumbre.
Un besazo y mucha suerte.
Genial, Loren. La historia, el lenguaje, el ritmo… inmejorable. Entre los dos o tres que más me gustan este mes. Genuflexión de admiración.
Suerte.
Si Moisés levantara la cabeza… 🙂 Has convertido en añicos las Tablas de la Ley. Eso sí, con mucho arte. Te ha quedado monísimo.
Vaya un repaso a los mandamientos, pobre hombre, los vive todos.
Ufff, últimamente me dejas boquiabierta…
Un admirado abrazo, Maestro.
Qué personaje canalla tan bien dibujado nos ofreces, Lorenzo. Yo también me quito el sombrero, cada relato tuyo que leo es una pequeña joya. Un abrazo y sigo pendiente de tus letras.
Los territorios fronterizos se te dan muy bien. Aquí hay otra muestra de ello. Me quedo con la imagen del inicio en el polígono, me dibuja al personaje estupendamente. Mucha suerte.
Un abrazo.
Lorenzo, otro gran relato, como los que siempre nos regala. Una historia dura, que, lamentablemente, no está lejos de la realidad; contada con la maestría que te caracteriza. ¡Suerte!
Saludos.
Duro y magnífico relato. Enhorabuena y suerte.
Ezequiel.
Por lo general, no suelen ser tan monstruosos. Lo digo con conocimiento de causa ya que durante un tiempo estuve ayudándolos como voluntaria. Suele tratarse de chicos bastantes sensibles que provienen de hogares deshechos.Los casos extremos como el que describes se suele dar cuando la droga va unida a alguna enfermedad de tipo mental. Por lo demás, como relato…¡Fantástico!. Un saludo
Buen relato, buenísimo.
Me atrapó desde el principio. Sobre todo la parte en la que visita a los padres. Yo conocía a una señora que siempre estaba con una pierna o un brazo escayolado.»me caí por la escalera, me escurrí» solía decir.
Desde que el hijo drogadicto murió jamás ha estado escayolada. Ni una caída.
Durísimo relato, que conmociona por las imágenes y forma que lo describes.
Hola Lorenzo,
Esta semana te toca pasar por Melotemía. Allí encontrarás tu relato bien acompañado. Espero que te guste.
Un abrazo.
No se si el que cuenta es el «alter ego» de ese puñetero cura…
Lo he devorado con mucho placer.
Gracias y mucha suerte.
Original y poética, con un ritmo trepidante. Me ha encantado el canalla y su historia, como siempre que tu la cuentas.
Magnífico relato desde el título. Un personaje que no tiene conciencia alguna, vividor, drogadicto y maltratador. Una imagen dura la que describes, de manera magistral, en el último párrafo.
Me da que este muchacho no acabará bien. Al final alguien le romperá en la cabeza las tablas de los mandamientos.
Un super beso campeón.
Hola Lorenzo. Me parece un relato de esos de encabezar antologías. De los que siempre escribes y que van recogiendo merecidos premios. El relato tiene varias lecturas y yo me quedo con la que me ha dejado riendo los personajes y la situación, y admirando lo bien que los manejas para conseguir un texto que no deja en absoluto indiferente. Irreverente, atrevido y proporcionalmente duro a la seriedad que se le aplique al leerlo. Lo mejor es que le sienta bien cualquier vestido: el de la denuncia, el del hiperrealismo, el de irreverente… mucha suerte, Maestro 🙂
Lorenzo, qué manera tiene usted de manejar el lenguaje, el ritmo del texto, la forma. Cada que lo leo sostengo el sombrero, porque sé que me lo he de quitar! Gracias por este terrible relato.
Un relato duro, pero muy bien contado. Me temo que el protagonista (y alguno más), no va a terminar muy bien.
Muchas gracias a todos los que habéis leído y comentado. De cada comentario aprendo algo nuevo, gracias de verdad. Un abrazo a todos.
Lorenzo, este relato me ha encantado, por el ritmo y por cómo lo has escrito, desgranando las miserias y los pecados de tu personaje, hijo de esta sociedad moribunda. Abrazos.
Lorenzo, sorprende tanta fatalidad, y ese final que no promete nada bueno. Suerte y saludos
¿Es la historia de tu vida? Que duro. Interesante trabajo, si señor, y que final inesperado y trágico. Mucha suerte, compañero.
Abracísimos.
Duro, realista, natural, rítmico, bello, odioso… Me revuelves el estómago, la mente. Consigues llegar y me creas mala conciencia: plasmas vidas que no me apetece recordar que nos rodean. Lo has conseguido: ¡Me has fastidian el sábado!
Muy bueno, Lorenzo.
Un abrazo
Un buen relato, de lo más negro que he leído del tema de los cañones.
Felicidades y suerte.
Un relato crudo y de ritmo trepidante que nos va llevando en espiral hacia el abismo y nos deja colgando de él. No recuerdo haberte leído nada tan duro. Sorprende y admira.
Felicidades y suerte