481. EL PARAISO… ¿EXISTE?, de Amanita 2
Azul y Paz se conocían desde muchas décadas atrás, recorrían juntos los diversos y distintos ambientes de la Tierra, tratando de encontrar ese espacio ideal donde poder quedarse y establecer su residencia, cansados ya de la vida nómada que venían arrastrando.
Aquel llamativo bosque les atrajo intensamente, la frondosidad de su arbolado y vegetación, la riqueza y musicalidad del conjunto de variados sonidos que en su interior se escuchaban, la contagiosa tranquilidad que envolvía pausadamente a todos y cada uno de los seres que en el vivían o se encontraban…, no lo pensaron mas.
Pronto hicieron gran amistad con plantas, árboles, animales y, debido a su carácter errante, ocupaban indistintamente los mas diversos lugares de tan celestial escenario; Un día dormitaban al si de un centenario roble, como el siguiente compartían el nido de las golondrinas, pasando luego a establecerse unas horas con los exaltados renacuajos en las mansas aguas del nítido arroyo; También disfrutaron intensamente los largos y organizados pasadizos con las hormigas y gozaron de arriesgados equilibrios sobre perfectas telas de trabajadoras arañas.
Y así siguieron todo el tiempo del mundo pues al poco, hicieron una nueva amistad y los tres… Azul, Paz y Felicidad…, viven allí juntos.
Aquel llamativo bosque les atrajo intensamente, la frondosidad de su arbolado y vegetación, la riqueza y musicalidad del conjunto de variados sonidos que en su interior se escuchaban, la contagiosa tranquilidad que envolvía pausadamente a todos y cada uno de los seres que en el vivían o se encontraban…, no lo pensaron mas.
Pronto hicieron gran amistad con plantas, árboles, animales y, debido a su carácter errante, ocupaban indistintamente los mas diversos lugares de tan celestial escenario; Un día dormitaban al si de un centenario roble, como el siguiente compartían el nido de las golondrinas, pasando luego a establecerse unas horas con los exaltados renacuajos en las mansas aguas del nítido arroyo; También disfrutaron intensamente los largos y organizados pasadizos con las hormigas y gozaron de arriesgados equilibrios sobre perfectas telas de trabajadoras arañas.
Y así siguieron todo el tiempo del mundo pues al poco, hicieron una nueva amistad y los tres… Azul, Paz y Felicidad…, viven allí juntos.