49. LA SAVIA DE LA SANGRE, de Fronda
Mientras su hijo corría tras la pelota en el calvero del bosque, la mujer, guiada por el instinto de supervivencia, se aproximó a un viejo roble. Tras contemplarlo durante un largo minuto, la joven madre, en un impulso, envolvió el tronco del roble en un emotivo abrazo. El niño, que había seguido los movimientos de su madre con el rabillo del ojo, atraído por el extraño gesto de su progenitora, corrió hacia el árbol y, al instante, se sumó al abrazo. Y, entonces, ocurrió el prodigio que madre e hijo jamás olvidarían: entretanto sentían que la savia corría por sus venas, las raíces del viejo árbol se nutrieron con la sangre de la vida. Fue en ese instante cuando un coro de pájaros interpretó las notas del Himno a la Alegría.
El contacto con la naturaleza siempre produce sentimientos que se arraigan en el corazón de la vida, este es su milagro.
Un cuento entrañable, nos deja la música de su «Alegría».
Qué espanto de cosa.
Son muy constructivos e inteligentes tus comentarios, «Anónimo»