50. A SU MANERA (Rueca de Aurora)
A Padre le encantaba leer. Nunca lo vi con los ojos por encima de otro sitio que no fuera un libro, ni siquiera cuando me planté delante de él y le enseñé el hueco de mi primer diente o, muchos años después, el traje de mi boda. Mi madre decía que a su manera me quería. Yo jamás conseguí inventar una forma de quererlo, ni siquiera cuando lo encontré con el hueco de una bala en su pecho, ni tampoco al elegirle el traje de su entierro.
El día que empezamos la limpieza de sus pertenecías, sus libros, apilados por toda la casa, parecían una escombrera de conocimiento. Del peso, algunos cayeron al suelo y de sus páginas, y para descubrir esa manera de querernos, salieron una veintena de fotos que le servían como marcadores. De mamá, de los abuelos y sobre todo de mí, de mí sin mis dientes de leche y hasta de mí con mi traje de novia.
También se lee en imágenes y eso hacía el protagonista de tu relato al abrir uno de sus libros, me gustó, sí, suerte.
Gracias Miguel, se lee en imágenes y se quiere en silencio, saludos 🙂
Unos marcapáginas especiales, para una historia preciosa y bien narrada. La vida no siempre se escribe con buena letra, a veces también se deja ver en imágenes que detienen el tiempo. Me ha gustado mucho Érika.
Un abrazo.
Que bien Paloma, muchas gracias, un beso muy grande.
Érika, a vecs los libros atrapan hasta el punto de sacarnos de la realidad, como le ocurrio a tu protagonista. Suerte y saludos
El hombre quería, en silencio y en secreto, pero quería, espero que su hija haya encontrado la manera también de hacerlo. Un beso muy fuerte.
Gracias, una pena que la hija haya descubierto ese amor tan tarde, saludos.
Le has dado un giro encantador al final. Mucha suerte 🙂
Gracias Juan, eso es lo que intenté, un beso grande.
Qué bonitos marcapáginas. los mejores que puede haber.
Preciosa historia. Me choca la imagen de la escombrera para referirse a los libros. Aunque algo de manía les tuvo que coger.
Suerte.
Gracias Esperanza, bueno, esa imagén dudé en ponerla, pero estaba claro que la protagonista del relato, y como dices tú, les tenía manía, y los apiló sin ningún cuidado y valor. Saludos
Tu relato es una muestra de que hay muchas formas de querer y que no todo el mundo sabe demostrarlo. Me ha gustado mucho tu relato. Surte. Un abrazo.
Gracias Luisa, pues no, por más que se lea y por bien acompañado que se esté, un beso muy grande.
Damos por hecho que quien lee mucho, en igual proporción, está dotado de un rico vocabulario, aunque en este caso se lo guardaba para sí por algún raro cruce neuronal o psicológico, sin llegar a asimilar una sabiduría tan básica como que no debe dejarse nada sin decir. No se especifica en el texto, pero estas palabras y sentimientos reprimidos quizá fueron los que, acumulados, acabaron finalmente con su vida.
Un saludo y suerte.
Sí, eso es lo que en principio uno piensa, pero hay mucha gente solitaria, que se esconde tras un libro o cualquier otra cosa y así pasan la vida hasta que es demasiado tarde. Como bien dices, eso es lo que le hizo acabar con su vida, un saludo para ti también, y gracias por comentar amigo.
Buen relato de un hombre de lecturas, silencios y quereres.
Felicidades.
Hola María, gracias por comentar. No siempre el que ama la lectura sabe expresar amor como debe, un beso fuerte.
Jams me ha devuelto los comentarios! biennn! pero que haríamos sin ti!! 😀
Hola, Érika.
Un protagonista que sabía quererles a su manera. A veces no resulta fácil decir que queremos a los que tenemos al lado… Habrá que tomar buena cuenta y hacerlo antes de que sea demasiado tarde.
Un abrazo.
Es un texto precioso.
Gracias Towanda, espero que también a su manera la protagonista sepa reconciliarse con su padre, aunque ya no esté. Besos amiga y gracias de nuevo.
Poco espresivo era el hombre, pero con esos marcapáginas tan especiales se descubre que si se enteraba y amaba.
Suerte
Besitos
¡Expresivo! perdón que se me fue el dedo
jajaja no te preocupes, muchas gracias, sí, esa era la idea, un beso enorme.
Qué relato tan tierno Aurora. Cada uno tiene su forma de querer, aunque algunas sean crueles. Quiero un marcapáginas con tu foto (con o sin dientes, eso ya lo decides tú).
Un abrazo microlunático
Jajajaja, me encanta, te mando un marcapáginas con la mejor de mi sonrisa para ti, muchas gracias por tus palabras, un beso superlunático.
Me ha gustado mucho, Érika, tu relato la vuelta que da cada párrafo hasta dejarlo con un desenlace hermoso. El padre que parece que solo vivía para los libros pero que se enteraba de todo. Hay que saber viajar a otros mundo, sin dejar de lado el verdadero. A lo mejor le faltó algo de atención a esa niña o viceversa. Un abrazo.