51. DECIR MAGIA, de Raíz
Aquel era un bosque triste, callado, sin gracia y sin alma. Los pájaros no tenían voluntad de alegrarlo con sus trinos, ni el agua del río, de arrullarlo con sus ecos. Las sombras se veían apagadas, y los árboles, solitarios en sus alturas. La vegetación del suelo había comenzado a perder sus hojas, y la que no, se secaba sin remedio. El aire ya no era puro porque se había olvidado de correr detrás de los sueños, y allí, estancado, acumulaba un tiempo sin retornos.
Pero un día, el día en que ellos planearon irse de campamento al bosque y la noche los acogió bajo su carpa de exploradores, algo pasó. Los jóvenes, él y ella, descubrieron el amor, y al primer beso, la magia se escapó de la carpa y cobró vida en la espesura.
No hicieron falta ni hadas ni gnomos, un sentimiento bastó para lograr el prodigio.
Un microcuento delicado y sensible que nos recuerda dónde se encuentra el camino de la salvación de los bosques, de todos nosotros: en el prodigio del amor, claro.
QUÉ HERMOSO!!!!! UN CUENTO QUE ACARICIA. SUERTE.