515. ÉXODO, de El Pato
Llegamos a la madrugada, en medio de una tranquilidad perturbadora. A pocos pasos de nosotros, yacían árboles rojizos y verdes que medían más de sesenta metros de altura; y formidables insectos del tamaño de una valija. Los niños quedaron asombrados. Los hombres empezaron a instalar los campamentos. Una voz de tono fuerte nos ordenó a las mujeres preparar la comida. Cuando nos disponíamos a cumplir la orden una de nosotras dijo en tono casi imperceptible: “ya estamos en la tierra prometida que tanto hablaban nuestros ancestros”. Casi de inmediato miramos al cielo; allí estaban majestuosos los anillos de Saturno.