52. LA COMETA de Nuria Rubio González (Fuera de concurso)
A ella(s)
Minutos antes de que vengan a por mí, pienso en ti. Corres por la orilla de una playa imaginaria. Sujetas los hilos de una cometa confeccionada con infinitos pañuelos de supervivientes del gran naufragio. Tu corazón late con fuerza muy cerca del seno ausente. Tu incipiente cabello desafía al viento. Ya es la hora. Te detienes. Observas cómo olas de batas blancas me conducen mar adentro. En silencio, escucho tu callada voz. Mi temor se desvanece. 100, 99, 98, 97, 96, 95… Respiro hondo. La brisa marina invade la atmósfera del quirófano. La boca me sabe a sal. Con pulso firme, practico una precisa incisión en la marcada zona de tu torso descubierto. Mi antigua cicatriz vibra. Un par de horas después, arribamos a tierra, victoriosas tras la primera batalla librada en aguas turbulentas. Me desprendo de la vestimenta quirúrgica. Restos de salitre brillan en mi escote, olvidado ya de pasadas ausencias. Frente al espejo, contemplo la melena que acaricia mis hombros y esbozo la sonrisa que un día dibujarán tus labios. Aún duermes sobre la cálida arena. Antes de que despiertes, te sueño reanudando la carrera con nuestro futuro prendido a la cometa.
Hola, Nuria. Bienvenida a ENTC. Me encanta lo sugerente de tu texto. Como nos muestras con bellas palabras esa comunión idealizada, y por llegar, entre dos personas, dos corazones, dos pensamientos… Enhorabuena y suerte. Un saludo.
Jesús, muchas gracias por tu amable acogida y por la generosidad de tu comentario. Me alegra que el relato de la esperanzadora lucha contra el cáncer de mama de estas dos «heroínas» te haya gustado.
Mi relato tiene el honor de compartir este espacio con vosotros pero, por expreso deseo mío, está fuera de concurso.
Te envío un afectuoso saludo con toda la suerte del mundo para tu creación literaria presente y futura.
Bienvenida Nuria. Todos tenemos un archienemigo común, el temido cáncer. Por desgracia, todavía es un adversario poderoso, pero cada vez menos. Cada vez más y más héroes anónimos consiguen ganarle batallas. Precioso tu desinteresado homenaje. Un fuerte abrazo y toda la fuerza del mundo.
Ángel(disculpa si me confundo de nombre), te agradezco, de corazón, que arropes el relato con tus palabras.
Confiemos en que, algún día, se consiga vencer completamente esta enfermedad. La guerra es dura; no obstante, como bien dices, hay muchas personas ganando batallas…
Un saludo afectuoso con mis mejores deseos para tu vida dentro y fuera de ENTC.
Bueno, Nuria, qué decir… Hay algo que deslumbra en esta enfermedad. Solo hay que mirarle frente a frente y sin miedo, sin perder la sonrisa. Da igual en que parte de la casa llamada cuerpo habite, da igual la edad o el sexo. Solo importa la actitud y los abrazos besados, vivir la vida de a mucho y con ganas.
Te lo digo por experiencia.
Muchos, muchos besos
Inés, todo mi agradecimiento por sumarte al mensaje de esperanza que pretende transmitir el relato.
Cuando Jams me facilitó el poder estar aquí fuera de concurso, pensé que era un hombre estupendo. Poco a poco, descubro que a su lado camina una gran familia de personas maravillosas, personas que, como tú, regalan a los demás toda una lección de vida.
Espero, de corazón, que la experiencia que comentas forme ya parte de un pasado lejano.
Te deseo lo mejor y te envío todo mi afecto.
Hola Nuria, me ha encantando tu relato. Es una enfermedad muy dura pero, quizás, es de las que más se enfrontan con valentía y esperanza. Me parece un acierto la cometa y el mar porque convierte un frío y aséptico quirófano en una imagen casi poética. La solidaridad es un arma poderosa, muy poderosa. Un beso.
Mar, muchas gracias por tu compañía, por escribir unas palabras junto a este pedacito de mí que dejo en ENTC.
Me alegra que el relato haya sido de tu agrado. Una de las «bondades» que nos brinda la literatura es la de poder embellecer realidades muy duras.
Sin duda alguna, la solidaridad es un arma extremadamente poderosa; con esta enfermedad -como con otras muchas situaciones en las que la vida nos golpea con fuerza- deja ver su mejor cara.
Un beso lleno de buenos deseos para tu vida personal y literaria.
Precioso relato, Nuria. La lucha de dos mujeres que se aúnan contra esa terrible enfermedad, una como paciente que comienza la batalla y como cirujana que ya parece haberla ganado.
Enhorabuena y mucha suerte. Un fuerte abrazo.
Asun, te agradezco mucho tu lectura y tus generosas palabras.
Efectivamente, el relato cobra vida en dos voces narrativas (paciente/ cirujana) que corresponden a dos etapas diferentes de la lucha contra una misma enfermedad. Al fundirse -en cierto modo- en una sola voz, adquiere más fuerza el mensaje esperanzador que late en el texto (conseguido o no, ese fue mi propósito al escribirlo).
Te deseo lo mejor.
Un afectuoso saludo.
En un relato en el que me quedo fuera, no lo entiendo, no sé muy bien qué me estás contando. Muy críptico. Comienza siendo un paciente al que van a operar y se transforma en cirujano. Ahí me pierdo. Espero que los comentarios me aclaren algo. Sin duda es problema mío. Aclaras que hay dos “heroínas” y que se trata de la lucha contra el cáncer de mama. Releeo. Sigo sin entender, lo siento. Es en tu comentario final donde aclaras esa fusión de las dos mujeres en una voz narrativa donde todo se da la vuelta. Tengo que leer más.
Javier, te doy las gracias por leer -y releer- el relato y dejar constancia de ello con sinceridad.
Lamento que el relato te haya resultado «muy críptico», difícil de entender. Parece, por lo que apuntas, que mi último comentario ha arrojado algo de luz sobre el texto. Espero que haya sido suficiente…
Tus palabras me invitan a hacer un ejercicio de autocrítica, algo que es positivo y que nunca está de más.
Saludos afectuosos.