52. Segunda oportunidad (Patricia Collazo)
Nos citamos en el pasillo de los Clásicos. Como entonces. Aquel sitio poco transitado, ha sido siempre nuestro rincón preferido de la biblioteca. El escenario de tantos tórridos encuentros.
Me excita que ella no haya olvidado los buenos ratos compartidos. Y que se las haya ingeniado para hacérmelo saber con la complicidad del bibliotecario nuevo de las gafas de pasta.
La espero acodado entre la Ilíada y la Odisea, donde tantas veces. Deseando que se aparezca vistiendo, como en los viejos tiempos, solo su collar de perlas.
Ella ha sido mi primera novela de intriga, y yo he tenido el privilegio de ser su primer cuento largo. Después, nuestras vidas de viajes constantes terminaron separándonos. A ella se la llevó un irresponsable que la devolvió con un año de retraso. Mientras tanto, yo había hallado consuelo en aquella antología poética, cautivado por la variedad. A su regreso, no lo entendió y rompimos.
Tenemos ahora una segunda oportunidad. O no.
Mis páginas tiemblan al verla aparecer luciendo sensual su escueto atuendo: un afilado estilete. Los años la han convertido en una guapísima novela negra.
No sé si en tu texto nos muestras una especie de alegoría o, «simplemente», nos cuenta algo. Sea lo que sea, a mí, me ha gustado mucho. Enhorabuena, Patricia. Suerte y saludos.
¡Muchas gracias, Jesús!
Hola, Patricia.
Un relato, a mi modo de ver, donde se confunden relación sentimental y libros, donde los libros, en su variedad de géneros, parecen tener vida propia ligados a la peripecia de sus poseedores; donde los libros etiquetan la fluctuante relación de una pareja, lo que una y otro son en cada momento. Es un texto muy original y, como tuyo, muy bien escrito. Un texto que me gusta mucho. Un beso, como tú, muy grande.
Gracias por tu comentario, Martín. Un beso grande para ti también.
En una biblioteca tienen cabida muchos cientos de historias, algunas son tan buenas que perduran en el tiempo y adquieren vida propia. Como entes vivos, presentes y no olvidados, mantienen sus propias relaciones y están sujetas a diferentes avatares. Como hijas de los hombres y mujeres que las escribieron, no son ajenas a todo tipo de pasiones. Esa novela de intriga, reconvertida en novela negra, parece a punto de culminar en drama por algo tan común como los celos, aunque quizá, finalmente, conceda a ese cuento largo una segunda oportunidad.
Un abrazo, Patricia. Suerte
Gracias, Ángel, por tu siempre atenta lectura. Si tenía dudas de que se entendiera mi cuento, al menos sé que ha pasado con éxito tu lectura, y eso me tranquiliza. Un abrazo!
¡Gracias, Juan! Un saludo y un abrazo para ti
Interesante ese juego entre lo carnal y lo simbólico. El lector piensa en la primera parte en seres reales y luego se cambia de tercio a la mitad. Buena apuesta. Suerte.
Muchas gracias por tu comentario, Antonio. Un abrazo
Patricia, das a esos giros de pasiones reales y peripecias, tan bien contadas, aires de imaginación y frescura. Suerte y saludos
¡Muchas gracias, Calamanda! Un abrazo
¿Como puedes escribir pasiones donde los personajes están ausentes y darles vida con la imaginación del lector?
Te admiro señora escritora.
Un abrazo y suerte.
¡Muchas gracias, Moli! Esto le levanta el ánimo a cualquiera.
Un abrazo
Después de leer tu original historia, estoy pensando si los libros se sentirán cómodos con todos los lectores que los manosean. A cualquier hora y en cualquier lugar. Habrá de todo, ¿verdad?
No me hagas ni caso. Es que tus historias siempre me hacen fantasear.
Un beso, Patricia
Claro que te hago caso… Yo creo que los libros más remilgados lo pasarán fatal con tanta promiscuidad, de mano en mano… jajaja
Un beso, gracias por tu comentario. Margarita