53. Repetición
El Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid se enfrentaban entre sí en la última jornada de liga para hacerse con el campeonato: al Barça le bastaba un empate mientras que al Madrid solo le valía ganar. El encuentro fue muy disputado, aunque sin ocasiones de gol, hasta que, a escasos segundos para terminar, un defensa del Barça cometió un clarísimo penalti que el árbitro no dudó en señalar. El mejor delantero del Madrid colocó el balón, tomó carrerilla, disparó… y lo mandó a las nubes por encima del travesaño.
No hubo tiempo para más, pero antes de que el árbitro diese por concluido el partido recibió la orden del asistente de vídeo para que no pitase el final, porque en la repetición del penalti registrada por el VAR la pelota sí que entraba claramente en la portería. Por toda la escuadra. Un auténtico golazo. Y cada reproducción del lanzamiento era la reproducción del mismo golazo por la escuadra, de manera incuestionable.
Ante este dilema, la Federación de Fútbol se reunió con carácter urgente para verificar quién era el campeón conforme al reglamento, y tras entregar el título liguero a sus legítimos ganadores empezaron los disturbios. Como todos los años.
Nadie puede negar que el fútbol es el deporte rey por el entretenimiento que supone y el espectáculo que conlleva. Al mismo tiempo sirve como válvula de escape para las pasiones, que a su vez también acentúa. No es que sea malo o bueno en sí mismo, pero sí tiene un problema: hay un ganador y un perdedor. La gloria no puede repartirse, a veces todo depende de un pequeño detalle. Hay vencedores y derrotados de dos ejércitos, con sus respectivas aficiones o partidarios y sus razones partidistas, con el peligro de que puedan producirse tensiones y enfrentamientos tras cada batalla.
El VAR como herramienta moderna de evaluación objetiva ha cambiado poco las cosas, casi al contrario, como sucede de forma sorprendente en tu relato, que parece extraído de un actualizado realismo mágico.
Una historia, narrada con oficio, sobre la condición humana. Puede que no tengamos remedio, que estemos condenados a repetir las mismas jugadas, por no decir los mismos errores, sin aprender. A la vista está una y otra vez.
Un abrazo y suerte, Rafa
Igual hay que inventar otro artilugio que controle al VAR. Para entretener un poco al personal y dar de qué hablar a los tertulianos del fútbol. Claro que tu final concluye perfectamente cuál sería el resultado: seguirían los disturbios, como siempre.
Solo señalar que si ese penalti en vez de «clarísimo» hubiera sido «muy dudoso» el relato habría resultado más verosímil.
Ángel (y gigante, además): fútbol y condicón humana, vaya ecuación. Quizá haya varios tratrados escritos ya, pero estoy seguro de que no dejará de sorprendernos. Esa pasión que genera el fútbol da para mucho.
Muchas gracias por tu comentario, y otro abrazo para ti.
Edita: como dices, qué más da, siempre habrá descontentos gane quien gane, legal o ilegalmente. Con o sin VAR. No tenemos remedio.
Muchas gracias por comentar, y un abrazo para ti.
Querido tocayo, ja, ja, si nos ponemos a debatir sobre las ayudas arbitrales en el fútbol, corremos el riesgo de dejar en pañales el rapto de Helena. Troya no sé, pero algunos aficionados seguro que nos queman ENTC. Bueno, «Arde ENTC» no es un mal título para un microrrelato.
Un abrazo y muchas gracias por alimentar la polém… quiero decir, por tu comentario.
Me quedo con la condición humana, en todo los ámbitos de la vida, todos tienen su VAR particular y todos tienen, según cada cual, razón en cualquier conflicto.
Un saludo.
Es verdad, Juan Antonio. El problema es cuando alguien piensa que su VAR, porque sí, es mejor que el del otro, o cuando otros tratan de imponer su VAR (generalmente a la fuerza), porque pueden o les dejan. Vamos, nada nuevo, como ya lo contó, y muy bien, George Orwell en «Rebelión en la granja».
Muchas gracias por pasarte por aquí y comentar. Un abrazo.
Tres días después se comprueba que el portero había movido una ceja y un pie. Pan y circo. En ocasiones el circo es religión. En ocasiones la religión es circo. Qué poco necesita el ser humano para enredarse, para enredarnos. Genial, Rafa. Suerte y abrazos.
Bueno, Rafael, es que algunos lo único que quieren es enredarse. Y el motivo les da igual. El caso es montar follón.
Muchas gracias por tu visita y comentario. Un abrazo.