546. CUANDO YO ME VAYA, de Mirlo Blanco
He vagado muchos años por los lugares más recónditos de este bosque, de este enigmático laberinto de luces y sombras. He visto senderos trazar caminos ante mis pies, raudos ríos caer desde la montaña en busca de su océano, lluvias hundirse en la tierra fértil. He visto el sol asomarse entre las copas de los árboles e iluminar por un fugaz instante la penumbra de mi bosque. Y he llorado y he caído de rodillas a la tierra mojada. Porque entonces, sólo entonces, he comprendido algo acerca de los caminos que he andado, acerca de la soledad de todas las criaturas aquí extraviadas, que no saben de dónde vienen ni hacia dónde van. He comprendido la majestuosidad de los árboles, que con sus hojas aspiran a tocar el cielo; y la melancolía del horizonte, que suspira con tristeza cuando anochece. Si hay algo valioso en esta vida es esa belleza efímera que desaparecerá para siempre cuando el sol se marchite como hojas de otoño, cuando yo me convierta en lluvia
y duerma bajo el amparo de la tierra húmeda. Cuando yo me vaya, este bosque ya no será nada y, sin embargo, lo será todo. Cuando yo me vaya…