57. La inmortalidad (Adrián Pérez)
Lo había intentado de todas las maneras: talleres de escritura creativa, concursos de cuento, novela o ensayo de mayor o menor prestigio (en este orden), envío de manuscritos a todas y cada una de las editoriales del país, acercamientos poco éticos a personas influyentes del entorno literario. Y nada, no había conseguido publicar ni una sola palabra. Así que cuando tuvo la brillante idea, primero sintió una punzada en el pecho, luego le pareció una aberración y, finalmente, la única salida para cumplir el sueño de toda una vida. Poco antes de ser ejecutado solo pidió una cosa: que le trajeran el periódico que había conservado desde el primer día que entró en la celda para leer, por última vez, la esquela dedicada a su padre.
Dicen que el fin justifica los medios, pero tampoco hay que pasarse y para todo hay límites. Más vale tarde que nunca, aunque dudosa gloria literaria la de este personaje.
Un relato de singular planteamiento, el de alguien que busca la inmortalidad, matando y propiciando su propia muerte. A ese nivel de complicación puede llegar la mente humana.
Suerte y un saludo, Adrián
Hola, Ángel, efectivamente el deseo de este personaje supera todos los límites imaginables y a cualquiera, menos a él, le parecería una sinrazón el acto que llega a cometer para cumplir lo que tanto ha añorado. Gracias por tu reflexión. Un abrazo.