582. ES MI ÁRBOL, de Hormiga
Hubo un tiempo en que fueron tan numerosos en la comarca como un ejército de hormigas, daban sombra fresca a los caminos y poblaban las laderas de los montes formando espesos bosques; no existía un pueblo que mereciera tal nombre al que le faltara su ejemplar centenario en la plaza principal.
Ahora sólo queda un ejemplar, el mío, y el ayuntamiento está decidiendo su destino.
No quiero que talen mi árbol. Es un olmo enfermo que a duras penas brota en primavera pero guarda la esencia de mi vida. Trepé a sus ramas cuando era niña y desde su cresta entendí que la importancia no es una cuestión de altura; lloré bajo su sombra creyendo que todo se desmoronaba a mi alrededor y él me señaló el mundo nuevo que brotaba ante mis ojos. En su corteza grabé mi historia de amor y allí permanece, dentro de un corazón desdibujado por los años; y a él acudí agradecida creyendo que mis problemas se habían solucionado cuando apenas se difuminaban. Siempre me ayuda. Mientras mis pies se hunden, sus raíces se agarran; cuando yo me bamboleo, sus hojas se mecen. Es mi árbol. Yo lo sé y él lo siente.