Esta Noche Te Cuento. Concurso de relatos cortos

Single Blog Title

This is a single blog caption

59. MIRADAS

Romper los espejos no ha servido de nada. Es más, ha empeorado las cosas. La mirada de la persona que nunca quise ser se ha reproducido en cada pedazo de cristal. Uno me trae los ojos del abuelo cargados de tristeza el día que me estrellé con la moto y di positivo en el test de drogas y alcoholemia. También están los ojos de la yaya —mirándome incrédulos— cuando me sorprendió hurtando unos billetes en la cartera de madre. Y la mirada de ella encubriéndome, intentado ahorrarle ese dolor: “coge el dinero que te prometí”, mintió acariciando mi rostro con una manos temblorosas como pájaros desnudos y tan frías que casi me hacen llagas. Y qué decir de la mirada que me espolea y me penetra como ninguna… La de los ojos de padre, cargada de una culpa que no le corresponde, porque él no me enseñó a odiar. Pero la que más me duele es la del animal acorralado por la vergüenza  que, rendido, me empuja hacia al camino sin retorno que se abisma desde la azotea.

3 Responses

  1. Ángel Saiz Mora

    Los ojos reflejan lo que realmente sucede en el interior, aunque ello no se corresponda con el resto de gestos externos o palabras. Las miradas nunca engañan. La familia de tu protagonista no parece haberle reprochado demasiado que se echase a perder, convertido en una auténtica oveja negra, pero esas miradas sí que han terminado por afectarle, incluida la suya propia, la forma como se ve a sí mismo, hasta producirle una vergüenza de fatales consecuencias.
    La angustia del personaje, de la que no sabe sobreponerse, más los efectos que causa en los más cercanos, están muy bien narrados y conducen a un trágico desenlace, que no por posible, deja de sorprender.
    Un abrazo y suerte, Yolanda

  2. Vaya, tu protagonista está de verdad, muerta en vida. Leí una frase en un libro, recientemente, que me llegó a lo más profundo y decía algo así como » si tengo que seguir viva, no quiero estar muerta por dentro». Pensé en ese momento que esa es la actitud para poder capear todos los temporales. Sin embargo, tu protagonista no parece tener interés en hacerlo. La vergüenza y la culpa se la están comiendo por dentro y por fuera.
    Cuando una persona llega a tocar ese fondo debe ser muy difícil convencerla de que no es el camino apropiado estar siempre recriminándose cosas. Ella se castiga a todos los niveles sin darse cuenta de que ya expió su culpa solo con haber sentido arrepentimiento.
    Un buen relato, Yolanda.
    Feliz tarde de mayo florido.

Leave a Reply