6. El marido de la carnicera (Susana Revuelta)
A Pascuala lo mismo le daba cubrir la mesa con un hule que con una sábana llena de cercos amarillos; total, para cenar con Nicolasa, su hija, tampoco hacía falta mucha ceremonia. Tras retirar las sobras del improvisado mantel, quedaron un racimo de uvas pochas y un vaso de gaseosa con una dentadura dentro.
―Eztaba dudízimo el pavo —refunfuñó chupando un huesecillo.
―Era el Botas, madre. Padre dijo que, si ya no cazaba, mejor a la cazuela que al contenedor.
―¡Te adanco la cabeza, zunodmal! ―chilló Pascuala, lanzándole el vaso―. Tenía que habedte ahogado en el fdegadedo cuando nacizte, edez máz idiota que tu padde. Pod ciedto, ¿le tdoceazte bien con el hacha?
―Sí.
―Bueno, ezcucha. Enzeguida zonadán laz campanadaz. Mientdaz yo me azomo pod la ventana y tido loz petaddoz, tú enchufaz la tditudadoda al mázimo y metez zuz cachitoz. ¿Eztá clado?
―¿Qué haremos con el picadillo, madre?
―Hambudguezaz. Y una badbacoa en el patio, con muuuchoz globoz. Azí invitaz al tontaina del cadtedo, a ved zi te cazaz de una vez y cuidaz de tu madde, una pobde anciana abandonada.
Nicolasa dio palmas de entusiasmo y abrió mucho la boca, dejando caer un hilillo de baba.
Tristes navidades las de estas dos mujeres. Por desgracia son las de muchas familias, en soledad y sin nada que celebra r. Buena historia. Un abrazo. Gloria
Me impactó esa pobreza hasta el punto de comerse al gato.
Una verdadera tragicomedia. En la primera lectura, la verdad es que me reído mucho. En la segunda, menos, al descubrir que además de al gato creo que también han troceado al padre. ¿O será este lunes gris que me hace ver todo muy negro? De todas formas, Susana, es un relato con un humor negro muy logrado. Suerte y abrazo.
Sórdida historia antinavideña que cuentas con mucho humor negro al transcribir la pronunciación defectuosa de la madre. Me gusta el método último modelo de limpieza de dentaduras postizas, pero me da mucha pena el «Botas», me ha dado por pensar que era un galgo… Besote y suerte.
Si hay que celebrar se celebra con lo que haya.
Una familia sin muchos prejuicios gastronómicos, y ese defecto de pronunciación da un toque muy teatral.
abrazos y suerte
Oh, un relato muy duro. Bien llevado.
Felicidades.
Poz me reido mogollón con ezte delato tan divedtido. Zegudo ke el pade ze medezia ezo y máz!! Pedo… el pobe gatooooooooo??????? No habia otdo bixo zadnoso máz a manooooo????????
A-bazo.
Qué historia, una mezcla de tragicomedia con cine negro. Me pregunto: también se comieron al padre?, porque después de eso, el gato es un manjar…
Muy buen relato.
Abrazos
Pues a mi me ha dado por imaginarme a los personajes, y fijate, al padre le he visto como aquel Azarias de Los santos inocentes, y eso que apenas sale de protagonista en tu relato, pero ese ambiente me he imaginado, y asi, visto asi, el relato cobra un fuerza un tanto sordida, mezclada con un un humor un tanto negro, chica te doy mi enhorabuena, porque me ha encantado, aunque esté con Ana Fuster el pobre gato sufrio las inclemencias del relato que tan bien has contado.
Cada vez que leo tu relato, me encuentro con una nueva sorpresa.
Me encantó, y me vuelve a gustar. La zeñora eza la conozco yo. Anda con las manos detrás tirando de un carrito de la compra. Un conocido le puso el mote de «la tía pegotes».
Besos.
Relato duro con un toque de humor. Me gusta ese dialogo, donde la madre supongo que habla así debido a que se ha quitado esa dentadura. El gato una pena, aunque aprovechado, aun harán hamburguesas. Ese hilillo final de la hija da una imagen clara de la locura de ambas.
Un beso
Gato o perro, «El Botas» fue a la cazuela de esas dos brujas. Me ha hecho mucha gracia este cuento de humor negro negrísimo pero también me ha espeluznado un poco por la degeneración de sus personajes cercana a la de esos infrahumanos de algunas películas de terror del tipo:
«Las colinas tienen ojos»
Yo, Susana, te veo pasando del microrrelato al guion, no sé si de teatro o de cortometraje impactante. Personajes al límite que no me resultan del todo irreconocibles, por desgracia. Muy bueno, como nos tienes acostumbrados. Un beso.
Susana, muy cinematografico todo lo que ocurre y bien contado. Suerte y felices fiestas.
¡Ay, Susana, que me parto! Miserias familiares aparte, está escrito fenomenal. Pero mira yo no veo gato, sino perro cazador. Ni veo al padre por ningún lado… En fin, detalles tontos. Entre dentaduras y babas hay algo tan dramático además…
Me ha encantado. Bsss
Susana, humor negro exquisito, con un lenguaje que nos hace imaginar el escenario y los personajes perfectamente. Genial. Abrazos.
Pues a lo mejor al padre, hasta le hicieron un favor.
Buena combinación de relato costumbrista y humor negro.
Mis felicitaciones, Susana.
Jeje me has hecho reír con ese humor negro y con la pronunciación de la desdentada.
Le veo dos lecturas al relato. La cómica, la que te hace reír y la triste, si te detienes a contemplar lo que transmite. Enhorabuena. Conseguir esa dualidad me parece de lo más difícil y tú lo has logrado. Suerte 🙂
Susana, vaya mal sabor de boca que me has dejado. Qué bien dibujada, qué bien conseguida esa atmósfera paupérrima, arrinconada, mil veces olvidada de la España (o cualquier otro país) profunda, inculta, dura… y sus navidades!!!!
Un abrazooo grande
Uf yo no le veo la gracia la verdad, será que me has piado sensible. Menos mal que la cena de noche vieja la voy a cocinar yo que si no, creo que no probaría bocado, pensando en el Botas o peor en el padre.
Felices fiestas, que ya las tenemos aquí.
Un relato muy conseguido, donde el humor negro y la tragedia se dan la mano. El ambiente de miseria, tanto material como humana, lo plasmas con maestría. Un abrazo
Yo no sé de quien me fío menos, de la madre o de la hija. Me entra la duda de quién se comerá a quién las próximas navidades.
Tu relato para leerlo con el estómago cerrado. Lo has bordado, Susana. Es increíble cómo de cada propuesta mensual surge tanta diversidad.
Imposible aburrirse.
Besos
Gracias a todos por deteneros a comentar. La mascota era un gato, El Botas, pero si alguno prefiere otro animalito en el plato tampoco cambiaría nada la trama. Sí que es un escenario de la más sórdido y cutre, la vieja que se me sublevó. Ah, y parece que no ha quedado claro que el que va a ser carne de hamburguesas es el sujeto que aparece en el título (título que he tomado prestado de una canción de los noventa). Si no, para qué iba a dedicarle tanto honor al pobre hombre.
Abrazoa
Sencillamente me ha encantado. Estoy a ver si puedo compartirlo por ahí, con tu permiso.
Leyendo tu relato me ha venido a la cabeza La familia de Pascual Duarte. El retrato es duro, y aunque creo que has intentado imprimirle algo de humos, lo cierto es que las notas negras son las que predominan.
Muy buen trabajo, Susana.
Suerte y Felices Fiestas