60. CARAMBOLA
La acompañé a aquel sitio solo porque me lo pidió. Ella estaba muy nerviosa y yo intentaba hacer puntos para dejar ser su amigo y pasar al siguiente nivel.
La cita era en una planta baja y un enjambre de chicas, ninguna tan guapa como ella, revoloteaba en la puerta del local. «El trabajo es tuyo», le dije, convencido de que ninguna podría hacerle sombra.
Cinco minutos después salió una mujer con gafas verdes y anotó los nombres en una lista. Después, nos fue haciendo pasar. «Solo un acompañante, por favor», dijo con su voz de campanilla.
Cuando llegó su turno le dieron un papel, que ella leyó con emoción contenida. Uno de los miembros del equipo no dejaba de mirarla. El otro me miraba a mí. «¿Puedes leer esto?», me preguntó.
Cogí el folio que me tendía, lo leí un par de veces en silencio y lo recité sin mirar el papel.
Hoy ella está casada con un afamado director de cine y yo resido en Beverly Hills.
Por cierto, en aquella ocasión el papel se lo robó otra aspirante. La misma que, durante aquel rodaje, también le robó mi amor.


Bueno, por mucha carambola que hayan hecho los dos, parece que al final todo les ha salido bien. Ya nos contarás cuál era la peli, sis…
Un besazo.
Pues cualquiera del star system, de chica conoce chico y tal, todo muy edulcorado. Así es más fácil que surja el amor!
Un abrazo también para ti, bombón.
Una historia digna de una estrella del Paseo de la Fama de Hollywood, que no fue escrita de carambola, por cierto… 😉
Dice el protagonista que «en aquella ocasión el papel se lo robó otra aspirante. La misma que, durante aquel rodaje, también le robó mi amor»… Creo que ese amor nunca fue de ella, por eso nunca lo supo ver y por eso mismo, la aspirante «se lo robó»… ¡Bien por la aspirante y por este chico que merecía que lo vieran y que lo amaran bien!…
Me encantan los micros con finales felices…
Un placer leerte, Rosalía.
Besos,
Mariángeles
Muy Hollywoodiense esta historia, sin duda. Me ha dejado una sonrisa en los labios y eso es de agradecer
Un abrazo Rosalía.
¡De película! Y con muy buen argumento.
La vida es una sucesión de carambolas, lo importante es que la última concuerde con la combinación definitiva y más adecuada, como ha sido el caso. Ojalá fuera siempre así.
Un abrazo y suerte, Rosalía