629. CON CADA HOJA, de Brizna
Penetran en mí los aromas a romero y a tomillo mientras un tibio sol, que me recuerda al otoño, calienta mis articulaciones haciéndoles rejuvenecer por un momento.
Ese roble, sobre el que grabamos un corazón y nuestros nombres, es solícito conmigo y mientras descanso a sus pies, desplaza sus ramas para que penetre ese sol… y los recuerdos. Nuestro primer beso, nuestro primer juramento de amor eterno. Y tu adiós, cuando me descubriste tu enfermedad y alojaste en mi alma el sufrimiento. Con cada hoja… un recuerdo. Con cada día… un consuelo, pues más cerca te tengo.
Apoyo mis escasas fuerzas sobre un bastón que se lleva mi juventud poco a poco, y con paso lento desando el camino en el bosque, no sin antes volver la vista a ese roble celoso, cómplice testigo de nuestros recuerdos.