66. RECURSOS TENGO (Edita)
No me arrastra la necesidad de conocer mundos exóticos, la emoción aventurera o el ansia obsesiva por desconectar de la rutina; ni siquiera me ilusiona la envidia que les produzca a los vecinos. Rotundamente, odio viajar. Semanas antes, mi sobrepeso se incrementa sin control posible, debido al estrés que los preparativos ocasionan. Solo una cosa satisfactoria hallo al ausentarme: volver.
Hasta ahora, me fui escabullendo siempre que pude: los niños pequeños, el marido enfermo, la estrechez económica… Pero desde que vivo sola y las ofertas del Imserso son tentadoras, no consigo zafarme del acoso social y familiar, tanto que me he visto obligada a engrasar las neuronas para idear un plan.
En el trastero, tengo siempre dispuesta una maleta llena de harapos. Dos o tres veces al año, navego por internet (los cursillos de informática dieron sus frutos) y adquiero todo lo necesario: información turística, fotografías y souvenirs. Luego comunico a los hijos que marcho, pero me encierro en casa a cal y canto. Días después, los aviso para que vayan a recogerme a cualquier estación o aeropuerto, a donde, previamente, he llegado en taxi desde mi domicilio, siempre de noche. Reparto tantos besos como regalos y… hasta la próxima.
Comprendo a tu protagonista ¿Por qué tenemos que hacer lo que todos creen que debemos hacer? ¿Eres mayor y estás sola?, pues, ¡hala!, a buscar novio y a mover el esqueleto todo el día. ¿Llega la temporada baja en los hoteles? Pues, este año, a Málaga y, al siguiente, a Alicante. ¿Quieres estar tranquila un fin de semana? Ahí te dejamos a los nietos. Ya le gustaría a muchos tener los recursos de nuestra amiga que consigue evitar, por ahora, hacer lo que no le gusta. Pero… menudo estrés tener que estar quince días escondida y sin salir de casa para que nadie te vea. Me gusta y da para pensar, Edita. Saludos y suerte.
No pienses mucho que el verano es para descansar. 😀 Muchas gracias.
Curioso personaje el de esta mujer fiel a sí misma, que lleva la vida que quiere y, al mismo tiempo, procura mantener el papel social que se espera de ella. Así todos contentos.
Cuando se es feliz en unos pocos metros cuadrados ¿qué sentido tiene tener que desplazarse?
Un abrazo y suerte, Edita. Buen verano
Igualmente, Ángel. Muchas gracias.
Me encanta tu propuesta, Edita. Hay muchas más personas de lo que parece que odian viajar. Yo conozco a una que no llega al extremo que tú planteas, pero que ve como una tortura la llegada de las vacaciones y los planes que otros hacen para ella, en cuanto a viajes. A ella le pasa lo mismo que a tu personaje: lo mejor de viajar es el regreso, suele decir.
Un abrazo.
Qué bien. Muchas gracias.
Esto sí que son unas auténticas vacaciones alternativas… 😉
Yo no «reparto tantos besos como regalos» (me encanta esta frase) pero te envío mi afecto en un abrazo y mi obsequio en un sincero deseo de buena suerte en ENTC y en la vida en general.
Muchas gracias.
Fíate tu de las abuelillas, no son listas ni ná.
La tuya es muy simpática y lista, pero son hijos tontos, una pena, ¿no? Alguien tan majo no se merece tener una familia tan fácil de engañar.
Mujeres que se saben sacar lo mejor cuando nada tienen, tú dales un curso, una idea, un… y verás verás.
Muy majo el texto. Felicidades
Muchas gracias, maja.
Jajaja. Menuda protagonista te has inventado, Edita.
Una fobia entendible. Qué pena, no obstante, ese tipo de inquietud, nerviosismo, estrés… Y el caso es que yo también lo siento a veces (no hasta eso punto, claro está), pero el cambio siempre asusta un poco, aunque se trate de algo apetecible: un viaje, unas vacaciones. Por eso, la ficción que has creado, la puedo entender 🙁
Un abrazoooo y felices vacaciones
Muchas gracias de parte de la protagonista por solidarizarte con ella. 😀
Ostras, Edita, qué personaje tan diferente a todos los personajes leídos. Yo creo que debe faltarle un tornillo o, a lo mejor me falta a mí, que me sucede todo lo contrario a ella.
Grande, Edita, me ha encantado.
Unos besos en maleta facturada destino a…
Tú sí que eres grande. Muchas gracias.
Me ha dado pena tu relato,tristeza, por la ausencia de libertad de tu protagonista. Fingir me produce amargura. A qué hora sería ella feliz? Seguramente todo su mundo giraria inquieto alrededor de todos esos preparativos.
Está muy bien escrito, Te felicito por ello. Feliz tarde.
Mercedes, no sufras por mi protagonista: al fin, encontró la forma de ser menos infeliz. 🙂 Muchas gracias.
Edita, hay que ententer su estrategia como un gesto de libertad; al final hago lo que quiero, podría ser. Buena historia bien contada. Suerte y saludos
No sé si libertad o huida afortunada, pero algo que le satisface, al fin. Muchas gracias.
Me encantó esta señora tuya, EDITA, que es la antítsis del viajero empedernido. Creo que lo que más disfruta ella de su «regreso» es la previa: preparar la maleta, las fotos,los souvenirs y todo el artilugio sabiendo lo infalible de su estrategia porque no ha perdido el invicto: jamás la han descubierto. Esos besos «tras la vuelta» que reparte, sin duda, tienen gustito a victoria 😉
Todo un viaje tu propuesta de este mes, te felicito.
Cariños,
Mariángeles
Me encanta que te haya encantado, de veras. Muchas gracias.
Un relato distinto, con una protagonista distinta que, sin embargo, ha de ocultar esa singularidad, precisamente por serlo. ¿No sería más fácil admitir que no le gusta viajar? ¿Qué la pone enferma el cambio y es feliz en casa? ah, pero no la creerían ¿verdad? y eso nos lleva directamente al debate de las libertades individuales, la libertad de pensar y actuar en contra de la mayoría.
Muy bien por tu texto. Enhorabuena.
Muy bueno tu planteamiento filosófico. Muchas gracias.
Hola Edita! Te felicito por tu relato, se lee de corridito con sorpresa y asombro. Ahora que existen las redes, no es mala idea viajar por internet, como tu heroína. Me ha gustado mucho, linda. Un abrazo!
Muchas gracias, me ha encantado.
Edita
Jeje, cuánto valor en manifestarlo. Me has llevado a aquellos que hacían eso de verdad, comunicaban que se iban a la playa y realmente se encerraban es sus casa y tomaban el sol en la terraza. Suerte con este relato antipropuesta, jeje, y gracias por decirme lo que no te gustaba de mi relato, solo así lo he podido arreglar, creo.
Gracias a ti por comentar. Siempre espero tu opinión con interés porque confio en que será sincera; yo intento aprender y hacer lo propio. 🙂
Una mujer que prefiere el viaje de la quietud, del control diario de su existencia. Y Los demás y la frenética sociedad intentan que deje su paraíso, ja, ja, ja. Pero la inteligencia emocional está para algo, y tu protagonista la exprime al máximo. Originalísima propuesta, Edita. Abrazos y suerte.
Muy amable, muchas gracias.
Jajaja, muy bueno. Me has hecho pensar en algo que leí el otro día: alguien (lamento no recordar quien) decía que los viajes sirven para averiguar como eres, y añadía algo como que «lo que más le gustaba de viajar era volver». Tu personaje ha dado una vuelta de tuerca más y «lo que más le gusta de viajar es no hacerlo». Lo que quiero decir es que, dejando de lado el aspecto divertido del relato, hay una idea de fondo sobre la que reflexionar y que me parece muy sugerente, y es que el viajar, cuanto más lejos mejor, se ha convertido en una obligación social. Y quien no lo hace (porque no le gusta), se convierte en «objetor de conciencia».
Gracias por esta historia, Edita. Me ha gustado mucho.
Gracias por tu espléndido comentario.
Edita, vaya si tenía recursos…. Muy bien planteados y bonito. Suerte.
Besicos muchos.
Muchas gracias, Nani.