66. Taxonomía
Aquellas vacaciones las pasaron enteras en el pueblo. Su padre, un hombre fortachón de enormes manos, se paseaba con el torso desnudo lleno de vello corporal mientras hacía diversos trabajos en la finca.
Su madre, menuda de tamaño y trabajadora incansable, organizaba todo con disciplina estoica. Nunca faltaba de nada.
Le llamaron unos vecinos para que viera la camada de perros recién nacidos. —Son un cruce —le dijeron—, y él asintió.
Ese mismo verano, en una granja cercana, aprendió que la mula era el cruce de una yegua y un burro.
Frunció el ceño cuando unos niños le hablaron del oso hormiguero.
Iba a preguntar, pero se acordó de sus padres.